Falta de agua agrava hacinamiento en el CDP de Santo Domingo de los Tsáchilas

Este centro de detención, construido en el 2005, registra problemas de infraestructura. Foto: Juan Carlos Pérez para EL COMERCIO

Este centro de detención, construido en el 2005, registra problemas de infraestructura. Foto: Juan Carlos Pérez para EL COMERCIO

Este centro de detención, construido en el 2005, registra problemas de infraestructura. Foto: Juan Carlos Pérez para EL COMERCIO

En los barrotes de las celdas hay ropa colgada que forma un extenso tendedero con prendas manchadas de moho.

A medida que se camina por los pasillos de los dos pabellones que tiene el Centro de Detención Provisional de Santo Domingo de los Tsáchilas (CDP), la humedad se percibe con fuerza en pantalones, camisas, camisetas e interiores.

La ropa colgada no permite ver el interior de las celdas. Solamente se escucha a los presos que hablan y gritan. En una celda, los detenidos permanecen con el torso descubierto.

Uno de ellos se cubre con una camiseta y en medio de la bulla se le escucha decir que el agua no llega y que no ha podido lavar la ropa ni bañarse.

Su pantalón jean descolorido lleva días tendido sobre los hierros de la celda. Lo expuso al ambiente para que se le quite el mal olor, pero la humedad lo ha afectado y muestra unas líneas oscuras de moho que resaltan en una parte clara. Otro preso muestra un paquete de paños que su familia le dio para que se pasara por el cuerpo.

Este CDP tiene capacidad para 30 personas, pero están recluidas 68. Hay meses en que están hasta 90. El Ministerio de Justicia dice que el hacinamiento llega al 126%.

En el área de acceso a los pabellones están las oficinas, en donde se lleva el registro de los detenidos. El primer piso está destinado a los hombres y el siguiente, a mujeres.

El edificio fue construido en el 2005. Tiene tres pisos y celdas de 12 metros cuadrados con capacidad para cinco presos cada una. Pero ahora viven hasta ocho en cada una.

En el sector Santa Martha, donde funciona el CDP, el servicio de agua potable llega cada dos días. El bombeo desde la planta no abastece la demanda. Los moradores compran agua en tanqueros y en bidones de 20 litros. Al CDP también llega un tanquero que abastece el líquido a una cisterna elevada, que puede proveer por un día a los ocupantes.

Pero hay días en los que el desabastecimiento dura semanas, como en octubre pasado. En ese entonces, la planta de captación de la urbe tuvo problemas de estiaje por el bajo caudal del río Lelia.

Un hombre recuerda una larga fila en los baños y las pugnas para intentar ir a la ducha. Había forcejeos y algunos resbalaban en el piso en su esfuerzo por ir de prisa.

En el 2013, este CDP ya colapsó por hacinamiento y condiciones insalubres que enfermaban a los presos. Para entonces se pidió que el Ministerio de Justicia lo interviniese. Pero el problema persiste, según familiares de los presos.

María José Mendoza, familiar de un chico que lleva dos meses en prisión por robo, dice que el joven de 22 años tuvo problemas estomacales al poco tiempo de haber ingresado. “No había agua para el aseo y cada vez que iba al baño debía arreglárselas para no contaminarse. Pero luego tenía contacto con alimentos que ingería con sus manos infectadas”.

En el dispensario del CDP se atienden problemas de intoxicación y casos de dengue. En el lugar no hay registros de los problemas de salud, pues los datos pasan a una contabilización general de la Dirección Provincial de Salud.

Según las autoridades, la atención médica en el CDP es itinerante. Se realiza el miércoles y viernes, con cuatro galenos que atienden en medicina general, odontología, psicología y toma de muestras para los exámenes.

Ricardo Camacho, subsecretario de Rehabilitación Social, dice que se tiene previsto un plan integral para descongestionar la sobrepoblación carcelaria. Comenzará este mes.

Dentro de las celdas, las paredes están marcadas y sucias. También hay colchones en el piso y sábanas que penden de las esquinas de las literas. Ahí los detenidos que no tienen espacio duermen en hamacas.

Los guías penitenciarios han reportado problemas por la ocupación de espacios. Un detenido cuenta que todo se complica cuando llega gente nueva. “Vienen sin nada, nos restan lugar y se pelean”.

Para este CDP están asignados dos agentes penitenciarios. Pero las normas internacionales de la ONU dicen que se necesita uno por cada 10 presos. Hay un déficit de cuatro.

El CDP de Quito

El hacinamiento también afecta al CDP de Quito. Por eso se decidió que 164 personas arrestadas por adeudar una pensión alimenticia sean llevadas al CDP de San Roque.

Pero el viceministro de Atención a Personas Privadas de la Libertad, Julio Ballesteros, dijo que este tema “aún está en discusión”, porque un grupo de exalcaldes solicitó que se revea esa decisión.

Según el funcionario, los exburgomaestres sugirieron que el Centro de Detención Provisional de San Roque no sea reabierto y que la zona debe convertirse en un lugar turístico.

Por eso se analiza la posibilidad de trasladar a los reclusos a instalaciones que están ubicadas en Conocoto.

En Guayaquil, en cambio, se mantendrá a la cárcel de La Roca como lugar de traslado para quienes adeudan pensiones alimenticias. Las readecuaciones continúan.

Un director detenido

El director del Centro de Rehabilitación Social de Ibarra fue detenido la noche del miércoles. La aprehensión se produjo porque presuntamente ingería licor en su oficina junto a una abogada particular y dos personas privadas de libertad.

Hasta la tarde de este jueves 3 de enero del 2019, el Director y la abogada permanecían arrestados en el CDP.

Los dos detenidos, en cambio, son investigados por tráfico de sustancias ilegales. Tras la operación policial, los sospechosos fueron evaluados médicamente y capturados.

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