A pesar de los reemplazos efectivos que anuncia la Dirección del Hospital Pablo Arturo Suárez, el nuevo cardiólogo no está trabajando todavía. Esta deficiencia se siente, sobre todo, en los quirófanos donde se suspenden algunas cirugías por la falta del chequeo cardiológico.
Las normas del hospital señalan que un paciente mayor de 45 años tiene que someterse a este control, de lo contrario no puede ser operado. Sin el cardiólogo entonces únicamente se pueden hacer las cirugías de personas menores de 45 años y los casos de emergencia.
El promedio de 20 cirugías diarias se ve disminuido por estos inconvenientes y esto equivale a alargar la espera de los pacientes. Los viernes, cuando se programan las cirugías y los pacientes se aglomeran en las afueras de la secretaría de Cirugía, se puede palpar este drama.
Las cirugías tampoco son gratuitas. Las laparoscópicas, por ejemplo, cuestan en promedio USD 200 por el alquiler de los implementos quirúrgicos a una empresa privada.
Verónica Germán, madre de una joven que se operó esta semana de la vesícula, le dieron un papel con la dirección de la empresa Alem. Le pusieron el valor a pagar y le dieron instrucciones de que lo haga antes de la cirugía. Las personas no tienen otra opción más que pagar, aunque esto sea contrario a la gratuidad de la se habla en el país.
Las cirugías de traumatología que necesitan prótesis u otros insumos para sellar los huesos rotos también son remitidas a una empresa particular. Igualmente, en el hospital les dan un papel con el nombre de la empresa, Ormedic en este caso, y el valor a cancelar. A los pacientes no se les da otras opciones, pese a que existe una decena de empresas que trabajan con la ortopedia. Aparte hay que contar que la norma es comprar medicamentos que el hospital no tiene.