Édizon León. Investigador cultural
Redacción Cultura
En estos días se trabaja en una nueva Ley de Cultura que implemente y garantice la categoría de derechos culturales consagrados en la Constitución. ¿Qué debemos entender por tales derechos?
Se consideran elementos fundamentales como el derecho a la pertenencia a una cultura, el derecho a expresar esa cultura, el derecho a la libertad estética para esa expresión… Cosas muy importantes de reconocer, pero lo más importante es cómo se va a establecer la garantía de esos derechos. Y por sí misma la ley o la norma no puede ser la única garantía. Se necesita un nivel de conciencia desde los ciudadanos del goce de esos derechos.
¿Que se reconozcan esos derechos no es el primer paso de un proceso?
Sí, pero con un derecho reconocido no se hace nada. Lo importante es cómo lograr un ejercicio pleno de ese derecho y cómo, a través de una normativa legal, sea posible reclamar si es que se violenta ese derecho. El cuerpo jurídico puede servir para reconocer un derecho cultural, mas para un ejercicio pleno de tal derecho la gente debe tener conciencia de que lo tiene. Si no existe ese nivel de conciencia, no pasa nada.
¿Por qué está aquí?
Su trayectoria. Es magíster en Estudios de la Cultura por la U. Andina. Ha sido investigador del Fondo Documental Afroandino.
Su punto de vista. Si bien los derechos culturales están especificados en la Constitución, es necesario debatir y socializar el sentido de estos en la sociedad.
El Ministerio ha implementado una campaña en la que ha consultado a 4 000 gestores y artistas. ¿Qué más debería hacer?
El goce y la garantía de estos derechos no son solamente para los artistas o los gestores culturales sino para toda la sociedad. Se ha identificado a algunos actores y se ha realizado una consulta, pero sucede que los derechos culturales no son solamente para ellos. El ciudadano que no pertenece a ninguna agrupación o colectivo también está inmerso en un ámbito cultural, está relacionándose culturalmente con su sociedad.
¿Esa relación debe ser la base del debate?
Para graficar el punto de la discusión se puede pensar en un montubio, quien participa en su rodeo, quien organiza su fiesta de San Pedro y San Pablo o su fiesta de los Negros y los Blancos. La cuestión para discutir debería ser cómo ese individuo puede ir entendiendo que su actividad es patrimonio cultural de todos los ecuatorianos y que, en tanto forjador de ese patrimonio, le asisten unos derechos que puede exigir.
Pero ¿no se supone que, en tanto que la Constitución -admitida por la mayoría de ecuatorianos- los consagra, esos derechos ya han sido debatidos y legitimados?
La gente legitimó ante todo un proyecto político. Ahora bien, la Constitución de ese proyecto político llevaba principios nuevos como los derechos culturales. En ese aspecto la gente actuó de buena fe. Se asumió que las propuestas culturales de ese proyecto también estarían bien. Sea como fuere, la mayoría ya votó, y en ese sentido está legitimado. Eso no es suficiente. Es necesario que exista una conciencia social para ejercitar esos derechos culturales. Los derechos consagrados en la Constitución atienden a muchos aspectos de la vida social que necesitan estar en la conciencia de los ciudadanos y para ello deben ser conversados, apropiados, debatidos. Debe ser algo que atraviese la sociedad.
¿Qué aspectos urge pensar?
Hay que pensar, por ejemplo, en cómo los derechos culturales también deben estar relacionados ineludiblemente con la política pública en la salud o en la alimentación, por ejemplo. Hay que revisar las especificidades culturales.
¿Por dónde empezar?
Los artículos de la Constitución que hacen referencia directa a los derechos culturales son relativamente pocos, pero cada uno atiende a muchos aspectos del orden social. Talvez sean necesarios algunos más. Pero si solamente se trabaja con esos se tiene bastante tela que cortar.
De todas formas la nueva Ley se está redactando ya. ¿Qué papel le cabe a la ciudadanía en ese proceso?
Es necesario articular procesos de socialización de los contenidos de esa Ley y de cómo se están concibiendo estos derechos en la nueva Ley de Cultura. Para ello se podrían hacer grandes campañas de debate nacional. Todos los procedimientos que ayuden a interiorizar la idea de esos derechos deben ser aprovechados en este proceso.