El martes (22 de julio de 2014), en Guajaló, el albañil Ángel Manobanda murió tras caer desde un andamio. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO
Kimberly, de 4 años, y su hermana Liliana (3), esperaron toda la noche que su madre Paola Rea llegara para merendar juntas. La noche del jueves, se negaron a dormir solas en la cama que todas comparten.
“Su mami no va a venir, se quedó trabajando”, les dijo Laura Chasi, la abuela. No sabía cómo explicarles la verdad: Paola murió tras caer del quinto piso por el ducto del ascensor de un edificio que se levanta en la av. Mariscal Sucre, a la altura del barrio quiteño El Bosque. La mujer de 26 años preparaba la comida para los obreros de esa construcción.
Por negligencia, por falta de cuidado o falta de información de los riesgos laborales, las caídas en la construcción son una forma de muerte recurrente en la capital, indica Daniel Pontón, analista de Seguridad.
Las estadísticas del Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana (OMSC) señalan que la pérdida de vidas en accidentes son la primera causa de muertes en Quito.
Por sobre los asesinatos y los fallecimientos en accidentes de tránsito, cada día se reportan más casos de adultos y niños que caen, se electrocutan, se asfixian, queman o se golpean con un arma contundente. Según la OMSC, de enero a junio de esta año se han reportado 178 muertes accidentales, 141 víctimas mortales fueron por tránsito y 91 homicidios. Las caídas son la tercera forma de muerte accidental en la capital.
“¿Y el Sebas va a venir?”, indagó Kimberly. Esa noche, la abuela no dijo nada. Hace 15 días, Laura alojó a su nuera y nietos en su casa, en el sur, luego de que su hijo consiguiera un trabajo en una obra en Lago Agrio, en Sucumbíos. “Aquí les cuidábamos”.
En la mañana de ese jueves (24 de julio de 2014), cuando la abuela conoció la fatal noticia, no se atrevió a preguntar si su último nieto, Sebastián, estaba bien. “Mi nuera jamás se despegaba del guagua. Si ella se cayó, debió llevarse el chiquito”, recordó.
Sebastián tenía un año cuando falleció. Aún estaba amarrado a la espalda de su madre, cuando un equipo de Medicina Legal recogió su cuerpo.
La muerte de Ángel Manobanda es otro ejemplo sobre las condiciones de seguridad en las que trabajaba como albañil.
El hombre de 40 años falleció mientras enlucía una pared, en Guajaló, en el sur. Sucedió el martes pasado (22 de julio de 2014), dos días antes del accidente de Paola y su hijo. Cayó casi tres metros. El andamio en el que se había subido no resistió el peso del balde con cemento y el de su cuerpo.
“Se rompió la caña en el momento que subió el segundo balde de mezcla”, recordó uno de sus compañeros.
Las políticas del Ministerio de Seguridad, además del combate a la delincuencia, incluyen prevenir la pérdida de vidas por riesgos laborales, naturales, viales. políticos, etc.
Wiliam Rea, primo de Paola, asegura que desconocía que en el trabajo de su pariente había el riesgo de accidentes para ella. “No nos gustaba que trabaje allí. Pero era por el pago. Le decíamos que ya se salga porque ganaba USD 10 por cocinar para 90 obreros”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que anualmente mueren en todo el mundo unas 424 000 personas debido a caídas. “Más de un 80% de esas muertes se registra en países de bajos y medianos ingresos”, indica su reporte.
Para este organismo las caídas son la segunda causa mundial de muerte en el mundo por lesiones accidentales. Una de las razones por las que se dan estas desgracias es por la“falta de estrategias de prevención”, indica la OMS.
Luego de un día de trámites, los cuerpos de Paola y su bebé fueron llevados a su natal Guaranda. “Las niñas ya saben lo que le pasó a su mamá. Parecen tranquilas”, indica el tío.
El cuerpo de la joven regresó a la comunidad indígena de Patococha (provincia de Bolívar), de la que hace ocho años salió junto con su esposo en busca de trabajo en Quito. Hoy (27 de julio de 2014) sus restos esperan la llegada de su esposo para ser enterrados.
“Son muertes evitables. Además, en Quito hay un auge de las construcciones y los riesgos se incrementan. La prevención debería ser parte de la política de seguridad”, señala Pontón.
Para Juan Zapata, secretario de Seguridad de la Alcaldía de Quito, “las caídas en las construcciones no deberían ser muertes accidentales, sino negligencias”. El funcionario se comprometió a que mañana organizaría un grupo de trabajo para analizar estos casos.
El jueves, los allegados de Paola esperaron afuera del edificio casi cinco horas en busca de una respuesta. Lo único que recibieron de los obreros fue una mochila en la que llevaba la ropa y los pañales de su hijo.
En contexto
Cada día en Quito se reportan más muertes por caídas, golpes, quemaduras, etc., que los homicidios. Las muertes accidentales se dan por negligencia, falta de precaución e información de los riesgos. En el mundo, estas desgracias son la segunda causa de muertes.
NO OLVIDE
Las caídas se pueden evitar si antes de realizar una actividad en las alturas, como limpiar un tejado, y otras condiciones de trabajo peligrosas, evalúa los riesgos.
La Dirección de Seguridad y Salud en el trabajo, del Ministerio de Relaciones Laborales, indica que el empleador está obligado a entregar planes de seguridad y dotar de los equipos adecuados a los trabajadores.