Redacción Guayaquil
Una llamada telefónica preocupó a Vicente, un ingeniero civil que tiene su oficina en el centro de Guayaquil.
Una voz masculina, le advirtió que sería asesinado. “Me dijo que él conocía de un atentado que se estaba preparando en mi contra y que los encargados de realizarlo eran unos sicarios que iban a salir desde Manta…”, relató este profesional en la Fiscalía de Guayas.
El hombre le dijo que le ayudaría, pues conocía cómo actuaban los asesinos a sueldo. Para mantenerlo informado, el desconocido le pidió que le transfiera minutos para el teléfono celular.
“Le envié USD 90, pero después me empezaron a presionar para que les entregue USD 2 000 para no perpetrar el atentado… Me dijo que conocían mis movimientos y los de mi familia…”.
El mismo mensaje telefónico recibió Luxiana, pero ella no lo tomó en cuenta. “Le dije que yo no tenía cómo hacer la recarga a su teléfono celular y que todo se lo dejaba en manos de Dios”, dijo la mujer a los investigadores.
Una fuente de la Unidad Antisecuestros de la Policía (Unase), manifestó que este tipo de extorsiones es común y en las últimas semanas aumentó en Guayaquil. “Es una extorsión carcelaria… Creemos que se realiza desde las prisiones de Quito”.
Según la fuente, los reos escogen al azar números telefónicos para amenazar a las personas. “La gente se preocupa y les devuelve las llamadas. Ahí comienza la extorsión, el delincuente les pide códigos de tarjetas de teléfonos celulares y luego dinero”.
Las investigaciones establecen que la cantidad de recarga telefónica que reciben los extorsionadores, la triplican en el interior de la cárcel, porque luego le venden a sus compañeros de encierro. “Si reciben USD 50 en saldo, allí se transforman en unos 200”.
Los registros de la Unase señalan que jueces, fiscales, periodistas y otros profesionales han sido víctimas de este tipo de extorsión.
Jorge Blum, fiscal de la Unidad de Delitos contra las personas que indaga este tipo de delitos, considera preocupante el incremento de este delito. Él dice que
un 60% de las denuncias que llegan a su oficina es por extorsión. La Fiscalía recibió en los primeros siete meses del año pasado 93 casos, 10 más que en este año.
La Unase tiene registradas otros dos tipos de extorsiones en Guayaquil. Estas son más violentas. Blanca, una empresaria de la ciudad, comunicó a la Fiscalía que desde que murió su esposo ha recibido amenazas escritas y telefónicas para que cancele unas supuestas deudas. Ella no hizo caso de los avisos y un artefacto explosivo casero fue detonado cerca de un inmueble de su propiedad, en las calles Lorenzo de Garaicoa y Huancavilca. Eso ocurrió la tarde del 8 de julio pasado. Unos días después otra bomba estalló cerca de uno de sus negocios. “Este tipo de extorsión es más fuerte, pero menos frecuente”, reveló el investigador de la Unase.
La Unase resolvió esta semana otro caso de extorsión. Silvia fue secuestrada y luego liberada para presionarla a que traspase dos vehículos a sus captores.
Tres de los delincuentes fueron detenidos cuando iban a realizar ese trámite. “Fue una excepción, porque normalmente el secuestrador hace secuestros y no suelta a su víctima hasta que le pague, el extorsionador busca extorsionar”, indicó el investigador.
Blum cree que para ejecutar este tipo de extorsiones, los delincuentes realizan un seguimiento a su víctima por varios días o semanas. “No creo que sea al azar, sino que hacen un seguimiento para saber si son empresarios, profesionales o tienen una buena posición económica, porque en las llamadas les dan datos a las víctimas que hacen creer que las conocen”, expresó el fiscal.
Blum y su compañero fiscal, Alberto Valdez, coinciden en que muchas investigaciones no avanzan porque las víctimas presentan las denuncias y se desaparecen. Lo importante, aseguran, es continuar. “Hay gente que no impulsa, pero la Unase sí las investiga…”. La Unase recibe unos siete casos al mes para investigar. Algunos consejos
La Unase recomienda que toda llamada telefónica con mensajes de extorsión sea denunciada a la Fiscalía, para poder iniciar las investigaciones
Además, señala que la ciudadanía no se deje atemorizar con las amenazas que generalmente no se cumplen, solo sirven para obtener beneficios económicos.
La Fiscalía recomienda impulsar las denuncias, acudiendo al reconocimiento de las firmas y aportando con detalles para identificar las amenazas.