César A. Sosa. Editor de Negocios
El Gobierno quiere ‘enderezar’ el contrato del OCP por cometer el mismo pecado que ahora comete el Coca-Codo Sinclair.
Desde hace dos meses, una comisión oficial busca argumentos para renegociar el contrato que permitió la construcción del Oleoducto de Crudo Pesado (OCP).
Y uno de los argumentos es el sobredimensionamiento de la obra, es decir, no debió tener una capacidad para transportar 450 000 barriles diarios de crudo, como sucedió, sino que debió quedarse en los 310 000 que fueron planteados al principio.
La información que manejan las autoridades dice que las reservas petroleras del país a inicios de esta década no alcanzaban para llenar el tubo, pese a que ya se consideraban las reservas del proyecto Ishpingo-Tambococha-Tiputini (ITT), Oglan, etc.
En la lógica de las autoridades, ese sobredimensionamiento del OCP fue perjudicial para el país, pues permitió que se inflaran gastos y se paguen menos impuestos al Servicio de Rentas Internas. Ese contrato estaba valorado inicialmente en USD 899 millones y luego de varios ajustes subió a 1 474 millones.
La misma comisión que investiga el contrato del OCP se necesita para que investigue el proyecto estrella del actual Gobierno: la hidroeléctrica Coca-Codo Sinclair, cuyo costo inicial fue de USD 747 millones; luego subió a USD 1 600 millones y ahora está en USD 1 979 millones, sin contar los gastos financieros.
El Gobierno está empeñado en construir una central de 1 500 megavatios de potencia, pero los estudios existentes hasta la fecha únicamente garantizan agua para instalar una central de 859 MW.