Un evangelio trastocado se vio en Quito

Redacción Cultura

El espectador debe sentirse como en casa, pues en ‘Proyecto 33’, de Pablo Tatés, el hogar del actor es el escenario. Protesta o recurso, la selección del lugar habla de la falta de espacios para las artes escénicas en la ciudad. 

Pero es sabido que, mientras exista un personaje que cuente algo y alguien que lo vea habrá teatro. Para esta reinterpretación de la vida, pasión y muerte de Jesucristo, no ha de importar la cantidad de espectadores, máximo 12 discípulos por noche.

Así, en un mínimo rincón de la franciscana ciudad de Quito, los evangelios bíblicos trastocados y los apócrifos retocados dan base a una dramaturgia que provoca,   incomoda y da para pensar sobre la pesadumbre existencial del ciudadano común y corriente.     

Por la cercanía  con el público, el personaje establece intimidad; pero, a ratos, busca y cae en una excesiva complicidad. El trabajo actoral  entrega drama y breves cuotas de humor. También hay pasajes que  se pierden por   previsibles o por ser lugar común.   

Muros y techos decorados en una estética ‘kitsch’, envuelven al personaje. Jesús en bus, en burdeles, en las calles de Quito y Nazareth. Jesús con su ‘pana’ Judas o con   Magdalena, su amor y obsesión,  causante de los celos, la traición, la pasión, la crucifixión...

Una pieza que sin llegar a ser ‘La última  tentación de Cristo’, muestra los conflictos del protagonista, el debate entre el divino redentor y el ser humano. Y lo hace viendo a Jesús, en cualquier hombre.

La obra se presentará hasta el 30; los viernes, a las 19:30, y los sábados, a las 17:00. Ofrenda sugerida: USD 5 y 3. Las funciones son en la Benalcázar N8 27, entre Esmeraldas y Manabí.

Allí, el espectador debe sentirse como en casa, con galleta y bebida incluidas. Y también, al salir del lugar, debe mirar para ambos lados, para no ignorar la poca amistosa vida nocturna del sector, por donde acaso camina el protagonista de ‘Proyecto 33’.

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