El primer ministro español, Pedro Sánchez, visitó las regiones del sudeste afectadas por las inundaciones de España, donde cinco personas murieron y 3 500 se vieron obligadas a huir de sus hogares, ya que los servicios aéreos y de trenes fueron interrumpidos por otro día. Foto: AFP
Un total de 1 700 personas fueron evacuadas este domingo, 15 de septiembre del 2019, en dos puntos de la región sureste de España, que sufre desde el jueves graves inundaciones por lluvias extremas debido a un episodio de gota fría que causó también seis muertos.
Unas 1 500 personas fueron rescatadas de un cámping de la localidad de Crevillente debido a una crecida de las aguas en la zona, mientras que otras 200 fueron evacuadas de la aldea de Heredades (ambos puntos en la provincia de Alicante) debido a un nuevo desbordamiento parcial del río Segura, el más importante de la región.
La cifra de militares que trabajan en las tareas de rescate y obras públicas asciende ya a 1 400, incluyendo unidades de las fuerzas especiales, después de que en las últimas 24 horas se trasladó a otros 200 soldados a la zona más afectada.
La ministra de Defensa en funciones, Margarita Robles, visitó este domingo las zonas más castigadas y se mostró “absolutamente sobrecogida y afectada” por el alcance de la destrucción, y comprometió el apoyo “hasta el final” de las Fuerzas Armadas.
Un total de 14 provincias siguen en alerta por lluvias e inundaciones (El 14 de septiembre eran 18), la intensidad de las precipitaciones está bajando y una buena parte del trabajo de servicios de emergencia, policías y soldados se dedica a desescombro y limpieza.
Mientras tanto, la situación de las comunicaciones continúa mejorando y tras la reapertura de los aeropuertos de Murcia y Valencia prosiguió la recuperación parcial de las carreteras y de las vías férreas, aunque muchas carreteras siguen cerradas en tramos concretos (25 solamente en la región de Valencia).
En las zonas más afectadas, como en la comarca de la Vega Baja (Alicante), los vecinos comienzan a batallar contra el agua y el barro que dañó o destruyó sus viviendas y propiedades, pero también a tomar conciencia de la magnitud de la catástrofe.
“Estamos comprobando cuál ha sido realmente el desastre. Ahora es cuando vienen los días de los sustos”, reconoció Javier Moya, un vecino de Orihuela, ciudad en la que cayeron 450 litros de lluvia por m2 en tres días y que estuvo totalmente anegada por el desbordamiento del río Segura.
Mientras Moya ayuda a sacar barro de la oficina de una familiar, explica que a la clínica veterinaria de su esposa no se puede entrar porque sigue inundada.
Otra vecina de Orihuela, Carolina Sig enza, narra cómo pudo volver a su casa, después de tres días aislada en la vivienda de unos familiares, de donde “solo se podía salir a nado”.