Se trata de un simulacro. 10:55, lunes 14 de septiembre de 2015. Suena la sirena de evacuación y los 1 800 estudiantes y 117 docentes y personal administrativo de la Unidad Educativa Giovanni Farina, en San Rafael, en el oriente de Quito, se forman en los patios centrales de la institución.
Rodolfo Ullrich, coordinador de Gestión de Riesgos del plantel, menciona que tras la alerta amarilla, dispuesta por la autoridades, los estudiantes tienen la disposición de cargar tras su espalda su kit de emergencia y en su cuello llevar la mascarilla y el identificador (con los datos personales del estudiante).
Los maestros se apuran para ubicar a los alumnos y les toman lista y empiezan a salir a su punto de encuentro, ubicado a 1 400 metros, en el Colegio De las Américas (pasando el puente nueve de la autopista General Rumiñahui).
Comienzan a evacuar el plantel, fundado en noviembre de 1967, según el orden de llegada de los alumnos. Los pequeños de sección primaria (desde cuarto hasta séptimo de básica) salen por la puerta de información (calle Giovanni Farina), los de la básica superior y bachillerato (octavo, noveno y décimo; más primero y segundo de bachillerato) por el portón de ingreso (calle Giovanni Farina), los niños de tercero Básica elemental salen por una puerta que esta habilitada por la autopista General Rumiñahui, y los pequeños de inicial avanzan por el lado izquierdo de la Autopista (los jóvenes de tercero de bachillerato los acompañarán).
“Péguese a la derecha, apure el paso”, dice una maestra a los más pequeños. Otra colega agrega: “No gritar, no correr, no atropellar”.
Mientras los estudiantes caminan por la autopista General Rumiñahui, sentido valle-Quito, hacia su sitio de evacuación, un grupo de padres de familia observaba el ejercicio desde el puente a desnivel que une el plantel y cruza la autopista a la altura de la calle Giovanni Farina.
Este mismo ejercicio ya se realizó el viernes pasado, 11 de septiembre, cuando se demoraron 22 minutos desde el momento que sonó la alarma. Hoy se hicieron 24 minutos.
Ullrich aclara que si una posible alerta naranja se diera por la tarde, noche o fin de semana los estudiantes ya no asistirían al plantel, así que todos estos simulacros de evacuación servirán solo cuando el cambio de alerta se produjera en el horario en que los estudiantes están en el plantel.
Sor Pía Murillo, directora del nivel básico, indica que los chicos, poco a poco, están repasando en estos ejercicios que se realizan a diario. Ullrich cuenta que se realizan 10 ejercicios diarios de evacuación interna; es decir, de los cursos al patio. La idea, dicen las autoridades, es concienciar a los chicos que no es el único evento que se puede enfrentar sino que son varios y deben estar preparados, pues el constante ejercicio va a garantizar una evacuación con orden y tranquilidad.
Los estudiantes siguen avanzando por la Autopista y los policías nacionales los ayudan a cruzar la vía sin peligro. Una vez inmovilizado el tráfico los alumnos cruzan sin dificultad. Y justo surgen algunas quejas de los conductores: “Si explota el Cotopaxi ningún vehículo va a parar, deben pensar otra zona de evacuación”, comenta Eduardo Tibán, usuario que ese momento circulaba por la autopista.
Pero inmediatamente los uniformados le dicen que en una alerta naranja, automáticamente el transporte se paraliza.
El sol pega fuerte y los estudiantes continúan su camino. A las 11:19 llega la última estudiante: Diana Espinoza, del décimo C. Tras ella, limpiándose la frente del sudor, arriban los docentes y autoridades del Ministerio que observaron el simulacro de evacuación.
Todos los estudiantes fueron repartidos a lo largo y ancho del plantel. Los alumnos del Colegio De las Américas les dieron la recepción: a los más pequeños los llevaron a las aulas y a los más grandes, a las canchas. Ya ubicados, todos, estudiantes, maestros y autoridades, respiraron tranquilos.