Axum, situada a algo más de 200 kilómetros al norte de Mekele, la capital de Tigray, fue capturada por las tropas etíopes la semana pasada tras rendirse las fuerzas del TPLF. Foto: Captura
El Gobierno de Etiopía acusó este lunes 23 de noviembre de 2020 a las fuerzas rebeldes del Frente Popular de Liberación de Tigray (TPLF), partido en el poder en esa región norteña, de destruir el aeropuerto de la histórica y turística ciudad tigriña de Axum.
“La milicia del TPLF destruyó la pista de aterrizaje del aeropuerto de Axum cuando huyó ante el avance de la Fuerza Etíope de Defensa Nacional (Fuerzas Armadas del país)”, afirmó el comité del Gobierno etíope que gestiona la información sobre la guerra en Tigray, en un vídeo en el que se aprecian los destrozos.
Axum, situada a algo más de 200 kilómetros al norte de Mekele, la capital de Tigray, fue capturada por las tropas etíopes la semana pasada tras rendirse las fuerzas del TPLF, según el Ejecutivo de Adís Abeba.
La urbe, uno de los destinos turísticos más conocidos de Etiopía, fue el centro del poder del Reino de Axum, que existió entre los siglos I y VII y se expandió desde los montes de Tigray hasta abarcar el norte de la actual Etiopía, regiones de Sudán, casi toda Eritrea y parte de la costa occidental de la península arábiga.
El sitio arqueológico de Axum fue declarado Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 1980.
Sus monumentos más importantes son las estelas, unos enormes obeliscos esculpidos con motivos arquitectónicos que marcan el emplazamiento de las tumbas de los soberanos del antiguo reino.
El primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, anunció anoche una tercera y “última” fase de la ofensiva del Ejército etíope para tomar Mekele y derrocar al TPLF, al que dio 72 horas para deponer las armas o, de lo contrario, se expondrá al asalto de la capital.
Tigray, región fronteriza con Eritrea y Sudán, sigue aislada y con las telecomunicaciones cortadas desde el inicio de esta guerra el pasado día 4 por parte del Gobierno central en represalia por un ataque del TPLF a una base del Ejército etíope en la región.
Este aislamiento hace muy difícil verificar la información de uno y otro bando sobre el terreno.
Hasta la fecha, el primer ministro, ganador del Premio Nobel de la Paz de 2019, ha desoído los llamados internacionales al cese de las hostilidades y rechaza una negociación con el TPLF para resolver la crisis, que ha causado cientos de muertos y la huida al vecino Sudán de más de 30 000 etíopes.
El contencioso entre Tigray y el Gobierno federal venía agravándose desde hace meses, con el retraso indefinido de las elecciones generales que se debían celebrar el pasado agosto en Etiopía como punto de inflexión.
Tras la demora de las elecciones por la covid-19, el TPLF celebró el pasado septiembre sus propios comicios parlamentarios, que el Gobierno central tachó de ilegales, de ahí que ahora busque restablecer en Tigray el “orden constitucional”.
Asimismo, desde el 5 de octubre, fecha en la que teóricamente vencía el mandato de Abiy, el gobierno de Tigray no reconoce autoridad alguna del Ejecutivo federal.
El TPLF dominó la coalición gobernante en Etiopía hasta la llegada al poder del actual primer ministro en 2018.