Una actividad que pasa de generación en generación. Locales llenos de lana de todos los tipos, tamaños, colores y extensiones dan un aspecto característico a algunas calles del Centro Histórico de Quito. Bufandas, chales, sacos y uno que otro detalle más están ubicados de tal manera que evidencian el pasar del tiempo, los cambios, las tendencias. La inspiración se apodera de aquellas mujeres e incluso hombres que descubren que sus manos pueden ‘hacer magia’ y que pueden heredarla a través de sus explicaciones. Margarita Delgado, propietaria de Lanas y Tejidos Sofy, no logra recordar con exactitud cuándo surgió su amor por el tejido, pero lo puede resumir en una sola frase: “toda la vida”. Su hija, Gina Castelo, que es quien se encarga de que cada modelo no se parezca al anterior, expresa que entre los más valiosos recuerdos de su infancia, están las horas que dedicaba su madre a enseñarles a tejer a ella y a sus hermanos. Su pasión por las agujetas y las herramientas que hacen posible este arte, hizo que sembrara en su hijo el cariño por esta tradición familiar. Lucas, con tan sólo siete años, es capaz de tejer una bufanda con sus pequeños y delicados dedos.
Tenga en cuenta
Variedad Se pueden hacer también manteles, filos para toallas, bolsos, medias, ponchos, prendedores, chalecos, entre otros.
Precios El costo de las lanas depende de su procedencia y del estilo. Puede ir desde los 90 centavos hasta los 8 dólares.
Cuidados Si va a lavar en la máquina una prenda tejida, es recomendable meterla en una funda para que no se dañe.
Secretos Un buen tejido asegura que su prenda no sufra cambios posteriores. No depende de la lana sino de quien teje.
En este local se puede aprender cómo hacer trabajos originales por la compra de 10 dólares en productos. Usted puede encontrar lanas nacionales, colombianas, argentinas y chinas. Está ubicado al lado del teatro Bolívar. En la calle Espejo 847 y Guayaquil.
Pero este no es el único sitio donde puede acudir para desarrollar esta destreza que le permitirá entretenerse y sacar a flote toda su creatividad, como asegura Elena Cajiao, quien con su hermana Rosa tienen un local, Lanas y motitas, donde se comercializan los materiales para tejer y además se dictan cursos más especializados.
Elena recuerda que sus primeros pasos por este divertido camino se dieron cuando estaba en el colegio. Actualmente son muy pocas las instituciones educativas que incluyen, dentro de sus programas de estudio, la enseñanza de este tipo de labor artesanal. Para Elena lo que falta es innovar. Entre las múltiples ventajas que encuentra en esta ocupación está el entretenimiento, el desarrollo de la imaginación y hasta de la autoestima. “Para muchos de nosotros, los trajes tejidos encierran valores sentimentales, representan momentos específicos de nuestra vida. A veces los niños crecen con una chambrita que guardan porque saben que su abuelita la elaboró. En otros casos, parejas que quieren renovar algún saco que se regalaron cuando eran enamorados, hace 30 años”. Ante la creciente competencia de la ropa confeccionada en serie y a bajos costos, sostiene que la virtud de los trabajos hechos a mano es que cada persona puede elegir el modelo que desea hacer. En lanas y motitas las clases se dictan dos días a la semana. Los martes de 10:00 a 13:30 ó de 14:00 a 18:00 y los sábados de 10:00 a 14:00.
La profesora es Susana Novillo y el local está ubicado en la calle Flores N4-161, entre Chile y Espejo. En la calle Sucre y Guayaquil, también podrá encontrar un almacén de lanas, donde por dos dólares le enseñan una puntada y asesoran la elaboración de su diseño.