Burgos. AFP y ANSA
Una furgoneta bomba estalló ayer de madrugada junto a una casa cuartel de la Guardia Civil en Burgos. Hubo 64 heridos leves, al menos seis de ellos niños, en el atentado atribuido al grupo separatista vasco ETA.
Inicialmente la Guardia Civil había informado que la explosión contra la casa-cuartel, donde viven los agentes con sus familias, causó 46 heridos. Luego, el consejero regional de Sanidad, Francisco Javier Álvarez Guisasola, elevó el número a 64 víctimas.
“Ha sido un vehículo bomba que estalló sobre las 04:00”, declaró un portavoz de la subdelegación del Gobierno en Burgos.
El delegado del Gobierno español en la región de Castilla y León, Miguel Alejo, declaró a Radio Nacional de España (RNE) que “no ha habido aviso previo”, como suele hacer ETA, antes de perpetrar estos atentados, para permitir la evacuación del lugar.
Según Alejo, “hay restos que parecen ser de una furgoneta”. Esta habría sido usada como vehículo bomba y pudo venir de Francia.
La fachada del edificio fue lo más dañado por la explosión, según las imágenes emitidas por la televisión. Otros medios también dijeron que el ataque abrió un gran cráter en el suelo.
“Se trata de un gran atentado”, subrayó el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien destacó que ETA utilizó “una bomba de tamaño importante que buscaba víctimas mortales”, ya que en la casa dormían unas 120 personas, de ellos 41 niños.
“ETA será derrotada y los que cometen este tipo de atentados terminarán todos donde tienen que terminar, ante la justicia y en la cárcel”, aseguró, por su parte, el vicepresidente tercero del Gobierno, Manuel Chaves.
Los autores del atentado utilizaron 200 kilos de explosivos, según los medios españoles, que citaron a fuentes de la investigación.
La Guardia Civil es un objetivo prioritario de ETA que, en 41 años de lucha armada contra el Estado español y favor de la independencia del País Vasco, ha matado a 826 personas.
Los últimos atentados contra una casa-cuartel de la Guardia Civil fueron en agosto de 2007, en la localidad vizcaína de Durango. Allí resultaron heridos dos agentes y en mayo de 2008, en la casa-cuartel de Legutiano, en Álava, murió una persona.
El último atentado atribuido a ETA se produjo en la madrugada del 10 de julio. Ese día, una bomba estalló delante de la sede del Partido Socialista de Euskadi (PSE) en Durango. El último atentado mortal de ETA fue el 19 de junio, cuando un policía murió al estallar una bomba colocada en su coche, cerca de Bilbao.
La organización armada integra la lista de organizaciones terroristas de la Unión Europea (UE) y Estados Unidos.
ETA cumplió una tregua de algo más de un año, que concluyó en junio de 2007, durante la cual el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero intentó negociar sin éxito el fin de la lucha armada.
Tras esa tregua, ETA reanudó sus atentados y desde entonces ha matado a siete personas.
Las policías española y francesa detuvieron a decenas de sus miembros y a varios de sus jefes.
Hace varias semanas la organización anunció que actualmente lleva a cabo una “reflexión para ser más eficaz”. En los últimos meses,
ETA también ha declarado como objetivo al nuevo Gobierno del País Vasco, que por primera vez preside un socialista -Patxi López, tras las elecciones del 1 de marzo-, después de casi 30 años de gobiernos nacionalistas.
Debilitada, pero con capacidad para seguir matando, ETA cumple 50 años pretendiendo lograr la independencia del País Vasco de España. Los expertos sugieren que tiene sus días contados por un apoyo social cada vez más mermado, la ilegalización de su entorno político y los golpes policiales que la han ido descabezando. Sin embargo, no hay quien se atreva a decir cuándo se desmoronará completamente.