Los estudiantes de la Universidad Católica de Guayaquil fabrican ataúdes para entregar a las zonas afectadas por el terremoto. Foto: Francisco Flores / EL COMERCIO
El incandescente sol no es impedimento para que un grupo de estudiantes de la Universidad Católica de Guayaquil fabriquen ataúdes para ser donados a las familias, cuyos parientes fallecieron en las zonas afectadas por el sismo.
En la parte exterior del Aula Magda de la Católica, Bajo una carpa y en medio de pedazos de madera, los jóvenes universitarios antes de empezar la construcción de los féretros se toman un tiempo para rezar con el objetivo de pedir a Dios fuerza para continuar con la obra humanitaria.
“Señor, estamos aquí reunidos para pedirte una vez más fuerzas para continuar con la fabricación de los ataúdes, te pedimos que toques el corazón de las personas para que se sumen a la campaña, y así poder para seguir creando féretros para las víctimas del siniestro. Amén”, fueron las palabras del grupo.
En la agrupación no solo hay estudiantes universitarios de distintas carreras, también se encuentran empleados de empresas privadas, quienes aprovechan sus días francos para sumarse a la campaña solidaria.
Invadidos por la conmoción al saber que el número de víctimas mortales del terremoto cada día sigue creciendo, ellos trabajan sin parar desde las 09:00 hasta las 22:00.
“Hacer este tipo de donación, es muy doloroso. Todos los días vemos en distintos medios de comunicación y redes sociales que el número de muertos aumenta, por eso no podemos paralizar, las personas que están en las zonas afectadas necesitan un ataúd para enterrar a sus muertos”, dijo Pablo Rumbea, uno de los promotores de la campaña.
A Pablo, quien cursa el tercer año de la carrera de arquitectura en la Universidad Católica, luego que se le agotaron los recursos de donación, se le ocurrió fabricar féretros para las víctimas del sismo. Y por ello buscó ayuda de amigos y maestros. Asegura que jamás pensó que su idea llegara a redes sociales, lo cual afirma que ha ayudado a que muchas personas se sumen en la elaboración de féretros.
“Es impresionante cómo las personas se han sumado a esta campaña, asimismo hemos tenido la ayuda de empresas privadas quienes nos han donado clavos, tornillos, martillos, guantes de protección, y otros materiales.
Mientras se coloca los guantes de protección para lijar una tabla, Pamela Ávalos, de 31 años, manifiesta que se siente feliz de formar parte de un grupo solidario. Ella cuenta que se sumó a esta agrupación, tras enterarse que un familiar falleció en la provincia de Manabí.
“La noche de ayer me enteré que un tío fue hallado muerto entre los escombros, es una situación que no lo esperaba, tenía la esperanza que estuviese vivo. Por ello vine a ayudar a fabricar ataúdes para que sean donados a las zonas más afectadas”, dijo Pamela, quien es estudiante de gastronomía en la Escuela Culinaria Pacífico.
Los estudiantes de la Universidad Católica de Guayaquil y empleados privados fabrican ataúdes para colaborar con la provincia de Manabí. Foto: Francisco Flores / EL COMERCIO
En cambio, Jorge Zaa, de 35 años, quien trabaja en una fábrica de cartones, aprovechó este miércoles 21 de abril de día franco en el trabajo para donar tornillos, sin embargo al notar que se necesitaban personas que ayudaran con la construcción de ataúdes, se quedó, “a través de las redes sociales me enteré que los chicos necesitaban materiales, al estar en el lugar me di cuenta que necesitaban manos que ayuden y por eso decidí quedarme”.
Zaa indica que la agrupación está conformada por 34 personas, por eso solicita que a través de los medios de comunicación y redes sociales a personas que se sumen a la campaña. “Hay mucho trabajo que hay que hacer, hay muchas familias que necesitan cajas para enterrar a sus muertos”.
Agrega que al momento han elaborado 147 ataúdes, 93 de los son prefabricados para que sean armados en los sitios del desastre por el siniestro, esto debido al volumen que ocupa un ataúd totalmente terminado.
Daniel Franco, carpintero de profesión, expresa que para fabricar un féretro solo se necesitan planchas de playwood, clavos de 2 pulgadas, taladro, brocas, destornillador y martillo. Él asegura que los ataúdes son para personas adultas y que por ello los hacen de dos metros.
“Estamos fabricando adultos, por eso los hacemos de dos metros, esto para que no haya problema al momento de colocar el cuerpo en la caja”, señala.
También en el interior del aula Magda de la Universidad Católica, un grupo de estudiantes confecciona sábanas y carpas con la ropa que ha sido donada. Ellos indican que necesitan telas, hilos y tijeras para elaborar las colchas a las familias damnificadas. También tienen planes de elaborar zapatos de mascotas.