Redacción Sociedad
Las aulas de colores llamativos, los objetos lúdicos sobre alfombras verdes, las voces de las maestras dando ánimo a los niños para que realicen las actividades y las canciones son los elementos principales dentro de una habitación en donde se imparte estimulación temprana.
Doménica, de 2 años 5 meses, llegó la mañana del jueves al centro de desarrollo infantil Rocotín de La Floresta. Al principio lucía asustada al ver tantos niños y sentir que su madre Sonia Cárdenas se iba a trabajar. Frente a ella estaban 13 niños y niñas que se ataban los zapatos.
Su tutora, Geovana Rodríguez, dejó que la niña permaneciera ahí hasta que se sintiera a gusto y decidiera formar parte del grupo, luego de que su madre se despidió. “Lo más importante es entender que cada niño es distinto. Es imposible obligar a un pequeño que haga algo, eso le puede generar traumas”.
Cárdenas, cuenta que decidió inscribir a su única hija en este centro, para que aprenda a caminar, además de conocer los colores y sobre todo a socializar.
“Es bueno que aprendan jugando. Visité guarderías y centros de estimulación y me decidí por este porque aparte de cuidar a los pequeños, les dan conocimientos que los preparan para la vida escolar”, asegura.
La parvularia Carina Villafuerte explica que la estimulación a temprana edad es importante porque durante los primeros 5 años se desarrolla el 85% de la capacidad cerebral, por lo tanto mientras el niño más sea estimulado, las neuronas del cerebro se desarrollan más rápido.
Isabela tiene un año. En el centro preescolar Le Pierro Atelier, ubicado también en La Floresta, ella aprendió a gatear y a caminar. Siempre muestra una sonrisa y pronuncia una que otra palabra. Ella pronto, también aprenderá algunas palabras en frances, tal como lo indica la directora y fundadora del centro Leonor Añasco. “Desde el año hacemos que los niños aprendan dos lenguas: la materna y el francés. Ellos adoran este idioma porque les enseñamos mediante juegos y canciones. Todo es lúdico”.
Los estímulos son diversos. Pueden ser sonoros, de plásticos, de esponja u objetos que se los encuentra fácilmente en el hogar, lo importante es saber cómo usarlos para que los niños desarrollen su motricidad, su lenguaje y sociabilicen más rápido.
Rodríguez explica que el programa de estimulación debe ser desde el vientre materno, pero cuando nace también se pueden hacer varios ejercicios para que el niño se desarrolle más rápido. “En la estimulación para los bebés es indispensable que venga la madre o la persona que pasa más tiempo con ellos porque el amor es el principal estímulo, los cilindros y las esponjas solo son complementos”.
Para la directora del centro Rocotín, Martha Chaves, la importancia de la estimulación temprana radica en la preparación que tiene el niño antes de iniciar su vida escolar. Esto les da mayor seguridad ante los nuevos retos que se les presentarán.
La psicóloga educativa Laura Salvador sostiene que el hecho de que se preparen las neuronas desde temprana edad a través de lo lúdico es positivo, porque los pequeños aprenden a ser más independientes y desarrollan habilidades y capacidades.
Aún así recomienda que la estimulación debe ir de la mano con la edad del niño; es decir, no sobreestimular al infante al punto de hacerlo sentir como que estuviera en la escuela, porque eso le haría saltarse etapas que debe cumplirlas según su edad.