Mireya quiere tener un hijo. Ella está casada. A los tres meses se embarazó y dos meses después tuvo un aborto espontáneo. No sabe la razón exacta de este desenlace. El ginecólogo le dijo que no tenía suficiente progesterona, una hormona, que ayuda a que el embarazo continúe.
Tenga en cuenta algunas etapas
La infertilidad trae culpa de no poder dar un hijo a la pareja, culpa de la sexualidad previa y del malfuncionamiento del propio cuerpo.
La culpa lleva a la melancolía. La siguiente fase es la aceptación y es cuando las parejas comienzan a buscar recursos para hacer algo.
En el desenlace, generalmente, hay un punto en que la pareja dice: “¿Hasta cuándo?” y toman la decisión de adoptar o de vivir sin hijos. Entonces ya no es una carencia sino una opción y se dan cuenta que pueden vivir satisfechos sin hijos.
Cuando una pareja ha atravesado por estos problemas y logra tener un hijo mediante reproducción asistida pueden convertirse en padres protectores. Esa es la primera opción. La segunda es evitar la vinculación con su hijo por el miedo a la pérdida. Es decir, existe desapego.También pudo ser su tipo de sangre. Es O negativo y su esposo A positivo. Esto crea cierta resistencia a que el cuerpo acepte el feto y lo ataca como si fuera un ente extraño. Por otro lado, está el hecho de que el cuerpo desecha el feto cuando detecta malformaciones.
Ese aborto dejó temerosa a esta mujer. Con su pareja quieren evitar otra vez el dolor de perder un embarazo. Sin embargo, ahora surge otro problema. Su organismo no está listo. Tiene las trompas de Falopio tapadas, es decir, el óvulo no puede llegar al útero para que sea fecundado por el espermatozoide. Y hasta allí pudieran llegar sus deseos de ser madre. El 47% de las causas de infertilidad es por este motivo.
Existen 208 causas por las que una pareja no puede tener hijos de manera natural, explica el especialista en Reproducción Humana, Juan Sandoval.
A eso se suma que el ser humano es el peor reproductor. El hombre puede ser fértil siempre, pero la mujer solo lo es un día al mes.
La infertilidad es la incapacidad que tiene una pareja para lograr descendencia después de un año de mantener relaciones sin ningún método anticonceptivo. Si ello ocurre puede deberse a problemas de tipo cervical, es decir, presenta alteraciones en el cuello del útero. El 25% de casos es de este tipo. Otra causa es la endocrino ovárica, allí están todas las causas por las cuales una mujer no puede ovular. La endometriosis también es un motivo, y está relacionada con problemas en el tejido de revestimiento del útero. El factor masculino es responsable del 39% de la infertilidad.
Se dan casos de parejas que no pueden tener hijos, pero se desconocen las causas. Eso pasa con el 6%.
Sandoval explica que prácticamente todo tiene solución, pues el problema no es médico sino económico.
Si todo se reduce a la falta de ovulación, el tratamiento costará solo USD 16. Sin embargo, puede llegar a USD 4 000 si se trata de algo más complejo conocido como ICSI, que puede resumirse como un procedimiento mediante el cual se introduce, a través de una microaguja, un espermatozoide en el l óvulo.
Aquí, es necesario responder por qué alguien quiere tener un hijo. Cristian Vega, psicólogo clínico y terapeuta familiar sistémico, tiene una explicación, desde la psicología. Él dice que cuando un bebé está dentro del vientre no necesita nada, allí no hay emociones, no tiene que pensar en el trabajo. Ni sabe de dónde provienen los sonidos que escucha. Es la unidad perfecta. Así pasa hasta los seis meses, cuando siente que existen otros y por lo tanto siente la soledad. Ello lo obliga a tratar de integrarse, de buscar alguien que lo complete. Eso hace que en la edad adulta busque una pareja y desee tener un hijo. Quiere tratar de completar eso que le falta. Busca esta integridad a través de las relaciones.
Por eso, la infertilidad viene a ser una ruptura en el continuo de la vida. La presión de la familia y la sociedad estresa a la pareja. “La infertilidad crea un sentimiento de culpa, que el hombre y la mujer la viven de manera distinta”.
Poco a poco, esta infertilidad va carcomiendo la vida de la pareja. Sin embargo, ella tiene la capacidad de expresarse, de acudir a un profesional, a una amiga. El varón también tiene pérdidas pero su posición le frena a expresarlas. Quiere ser fuerte y no habla, sufre a su manera. Quiere dar soluciones, pero se da cuenta que este es uno de los casos en los que el médico tiene la solución. Entonces, el hombre trata de evadir el problema. Ella lo asume y empieza a distanciarse del esposo.
Así es como explica, el terapeuta familiar, la situación por la que atraviesan las parejas, en donde hay muchas pérdidas: de la fertilidad, del imaginario del hijo, de la identidad, de la autoestima, de un estatus familiar, del control de la vida, de la sexualidad, de la fe en sí mismo, de los tratamientos e incluso de la fe en Dios.
Entonces, surge una pregunta. La pareja dice: ¿para qué seguimos juntos?