El espacio público tiene un nuevo componente: el desecho

Redacción Quito

Botar basura en la calles, ¿se da por una falencia en la infraestructura de la ciudad o porque es parte de la cultura de las personas?

Su experiencia. Es lincenciada en Ciencias de la Educación. Tiene una maestría en Salud del Adolescente. Cursa un  PhD en Salud Colectiva, Ambiente y Sociedad.    
Su punto de vista. 
Soliz cree que el problema de la producción de  desechos sólidos es responsabilidad de las empresas.

El problema de los desechos  no se trata solo  de  infraestructura o de que las personas seamos incultas. Existe un incremento sustancial en la cantidad de basura generada, así como un cambio  en el tipo de basura.  Estamos  en  la era del plástico y el metal como elementos  de la geografía. Esto  se expresa  en vías de acceso transformadas en basurales, canales obstruidos por envases,   parques, caminos, escuelas... El espacio público tiene un nuevo componente que parece no incomodar a nadie: el desecho.

¿En ciudades como Quito hacen falta basureros  o un proceso educativo ?

El modelo económico actual ha generado procesos migratorios internos del campo a la ciudad.  Con ello,  la producción de basura se  incrementa  y es  inmanejable para los municipios. Es necesario visibilizar a los verdaderos productores de basura: empresas e industrias. Se debe promover una ética de responsabilidad empresarial.

¿Qué tan difícil es educar a las personas en el uso de los basureros?

La educación debe comprenderse como un proceso de construcción crítica y participativa, que incluya  una ciudadanía responsable con el entorno natural y social.  Quizás uno de los retos más complejos es romper paradigmas y cambiar hábitos. Sin embargo, algunos municipios del país, como por ejemplo el de Loja, han demostrado que estos son procesos posibles y necesarios. En el tema de desechos se suele incorporar a la colectividad en tres niveles: la reducción y reutilización; la separación en la fuente  y la correcta disposición.

¿No es un problema de  cuidado por lo propio y desaseo de lo colectivo o comunitario? Una persona ensucia  la calle, pero no su auto.

Evidenciamos una profunda crisis de los valores colectivos como la solidaridad, la participación, el respaldo y la comunalidad frente al crecimiento desmedido del individualismo. Cada persona se preocupa por sí misma y por sus bienes directos.

¿Debería aplicarse la multa de USD 109 para quien bote basura en la calle?

La experiencia de trabajo en algunos municipios en el Ecuador que han establecido sistemas piloto para la recolección diferenciada de desechos, plantea que frente a las multas los incentivos han ofrecido mejores resultados.

¿Son necesarias siempre políticas coercitivas para embellecer la ciudad?

A mi criterio los sistemas educativos,  legales, religiosos, etc., sustentados en la amenaza de la sanción, son útiles en tanto exista supervisión y consistencia en la aplicación de las políticas coercitivas. Sin embargo, políticas de este tipo se sostienen en un nivel de moral convencional que debe transitar hacia la consecución de una práctica autónoma basada en contratos sociales y principios éticos universales. 

¿No es esa también una falta de infraestructura? Las gasolineras o restaurantes no prestan el baño a quienes no son clientes.

Sin lugar a dudas, el problema de la infraestructura del espacio público está presente, por ello es necesario que  el Gobierno y los Municipios  consideren las necesidades, las demandas de  recreación, turismo, etc., en los escenarios colectivos.

Siempre hay la queja ciudadana de la falta de tachos de basura, baños… ¿no es responsabilidad propia ver dónde botar basura o dónde orinar?

Si nuestro interés es el de resolver el problema de los desechos dejando de convivir o sobrevivir con la basura, debemos establecer una corresponsabilidad  jerarquizada. La producción de la basura es una responsabilidad absolutamente empresarial, la distribución es una corresponsabilidad ciudadana, el almacenamiento, tratamiento y disposición final debe incluir  políticas que integren al Estado y a los gobiernos locales.

Si bien la educación es una clave,  mucha gente no tiene acceso a esa educación por su edad, por su condición social y económica ¿cómo generar una cultura de limpieza a esos niveles?

La palabra basura no  existía, pues se trata de una categoría creada, de ahí que “la cultura del desperdicio” esté directamente relacionada con los grupos de clase media y media alta, que crean  necesidades ficticias que se traducen en la generación desmedida de desechos.

¿Es sucio el quiteño?

 Sostener que el quiteño es ‘sucio’ es un postulado reduccionista. El  problema de los residuos  es de  mayores dimensiones y que requiere del trabajo integrado de empresas, Gobierno y ciudadanos, desde una visión estructural que lo resuelva de raíz.

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