La isla Pianguapí se inundó ayer tras el desbordamiento del río Teaone, que creció por las fuertes lluvias, esto afectó a todos sus habitantes. Foto: Marcel Bonilla / EL COMERCIO
La ciudad de Esmeraldas volvió a inundarse ayer, 11 de abril, luego del desbordamiento de los ríos Teaone y Esmeraldas. En los últimos tres meses, la ciudad ha soportado 20 de las 49 inundaciones que han ocurrido en la provincia. Estas han causado el desplazamiento de 16 000 personas en la ciudad, de las cuales 3 500 llegaron a 22 albergues como damnificadas.
Hasta el momento, 725 personas siguen en seis albergues. Las intensas lluvias han afectado a 23 sectores, sobre todo porque se encuentran cerca de las riberas de los ríos.
Las lluvias del viernes, sábado y domingo influyeron en la crecida de los caudales de los dos principales afluentes y de los esteros Caple y Taiugüe.
Los 1 500 habitantes de la isla San Juan, en la parroquia Majua, del cantón Esmeraldas, solicitaron ayuda para ser rescatados. El agua ingresó a la población, pero al bajar la marea descendió el nivel del agua del río, a eso de las 10:00 de ayer.
En las islas Roberto Luis Cervantes y Pianguapí, la creciente afectó a más de 20 casas, que están en la zona más baja.
Sandra Vélez, una de las afectadas en la isla Pianguapí, cree que debe rellenarse con tierra toda esa área donde habitan 50 familias, pues siempre sufre daños con el desbordamiento del Esmeraldas.
Toda la zona baja del Esmeraldas permanecía anegada, porque afluentes como el Viche y el Blanco también aumentaron su caudal. Algo similar ocurrió con el río Teaone, que alertó a los habitantes del sector 50 Casas.
El responsable de la Secretaría de Gestión de Riesgos en Esmeraldas, Betto Estupiñán, dijo que la alerta naranja se mantiene, pero a través de la Estación Hidrológica Sade, que está en Quinindé, se emitió una alerta roja por el aumento del nivel del agua.
Hasta la tarde de ayer, la cota de agua se mantenía en 11,58 metros, cuando lo normal es 7,8 metros de altura. Los equipos de emergencia de los municipios de Quinindé y Esmeraldas se mantenían en alerta.
El pronóstico para estos días es que los ríos de Esmeraldas continuarán desbordándose.
El Municipio de la capital esmeraldeña ha podido hacer poco para mitigar los impactos de este fuerte invierno, por la falta de recursos.
La temporada invernal se siente desde el 25 de enero pasado, cuando se produjo una gran inundación, considerada una de las más fuertes de los últimos 25 años, cuando se desbordaron los ríos Esmeraldas, Teaone, Santiago, Cayapas, Mataje, Bogotá, Ónzole, Quinindé, Viche, Blanco y Atacames. Además, ese día hubo marea alta, aguajes y oleajes.
En un balance preliminar, realizado por el Municipio en las áreas afectadas desde el pasado 25 de enero, se establece que 1 000 familias del cantón Esmeraldas deben ser reubicadas a sitios seguros.
Un equipo técnico del Cabildo efectúa un censo en las zonas inundables, para determinar con precisión el número de familias que deben ser sacadas de la zona de riesgo.
El alcalde de Esmeraldas, Lenin Lara, dijo que para reubicar a las 1 000 familias se necesitan USD 20 millones, pero la institución no cuenta con ese dinero para hacer el traslado a sitios seguros, por eso se ha pedido apoyo al Gobierno.
Según un mapa de riesgos, el 40% de la población del cantón Esmeraldas está asentado en zonas amenazadas por las inundaciones y deslizamientos de tierra. Según el alcalde Lara, el cantón tiene 250 000 habitantes, aunque el censo del 2010 determinó, en ese entonces, que eran 162 000.
El Municipio, según el Alcalde, no ha recibido un solo dólar adicional de su presupuesto anual para obras de mitigación en el cantón, que fue declarado en emergencia un día después de las inundaciones del 25 de enero último.
De los USD 8 millones con los que cuenta el Municipio para invertir este año en obras, USD 1,4 millones fueron destinados para obras de mitigación en las laderas donde hay familias asentadas.
Otros USD 2 millones se invierten en la rehabilitación del puente que cruza el río Teaone y la vía principal, afectada por la fuerza del agua que socavó las bases del viaducto.