Los escolares imitan a narcos en México

Ciudad Juárez.  El Universal /GDA
mundo@elcomercio.com

Apenas tienen 13 y 14 años  y dicen ser de La Familia. En la secundaria formaron un grupo de 20 adolescentes que se adueñaron de los pasillos, los patios, los baños y la seguridad de la escuela a cambio de una “cuota” de uno a siete pesos por día; primero extorsionaron a los maestros y luego a los estudiantes.
Ese día se lo advirtieron a un alumno: “No te vayas por ahí, están los de La Familia, los de tercer grado”. Él no hizo caso, quería ir al baño. Siguió su camino.

20 jóvenes
forman parte del grupo denominado La Familia, de una escuela en Ciudad Juárez.

-Dame un peso —le lanzó un grandulón de 1,60  metros y de lunares blanquizcos .  ¿Qué? ¡Te digo que me des un peso!,  retó mientras se acercó hacia él.

“No, no tengo”, fue la respuesta y motivo suficiente para que lo pescara por la cintura y de inmediato otros dos adolescentes que esperaban detrás de su je fe se le fueran encima. Lo voltearon de cabeza y así lo depositaron en el bote de basura del pasillo.

Los maestros de esta secundaria en Ciudad Juárez, en la colonia Miguel Enríquez Guzmán, tenían más de un mes de asumir el costo de la extorsión que, en principio, “empezó como un juego. Primero pensamos que era porque esta es una zona de pobreza y que nos pedían porque no traían para completar para el ‘lunch’. Luego era a diario y nos pedían a todos. Lo platicamos y dejamos de darles”, dice una maestra. Tiene miedo, por lo que no autorizó publicar su nombre. En esa escuela la situación se tornó peor, afirma.

Empezaron con los niños de primero y segundo grados; y ya no era un peso, llegaron a ser de cinco a siete pesos. Cada vez que los niños llegaban a un patio o cancha, cruzaban un pasillo, iban a un baño o para salir a la calle, tenían que pagar una cuota a ese grupo con tal de no ser agredidos, conservar sus ‘lunchs’, sus mochilas, tenis o la ropa”, asegura un maestro.

“El niño se me acercó para pedirme dinero. Dijo, ya no traigo dinero. Me acaban de quitar lo que traía para mi ‘lunch’, fueron los que están en el patio. Dicen: somos de La Familia”, afirma la maestra. Empezaron pidiéndoles a los niños, relata, después les decían “me tienes que dar tanto porque si no algo le va a pasar a tu mochila. Algo te va a pasar a ti, te van a pegar o te vamos a mandar a otros para que te provoquen y te pelees. “A la hora del recreo se veía a las pequeñas células caminar; el líder siempre rodeado de otro grupo”, describe la docente.

“Han aprendido lo que ven en sus casas y en las calles, pues son hijos de sicarios o familiares de encarcelados por narcomenudeo”.  “Los niños se han convertido en el vínculo de las pandillas -que se dedican al robo de transeúntes y casas- y las organizaciones del narcotráfico”, relata Rafael Hernández, presidente del Consejo Nacional de Alianzas Educativas.

Dice que en Ciudad Juárez existen entre 60 y 70 escuelas de un total de 120 secundarias  “en donde deberíamos estar preocupados por lo que está sucediendo con los jóvenes”.

Una vez que las niñas salen del plantel, entre las calles, sin pavimentar y sin alumbrado público, se organizan a diario peleas que son grabadas para subirse a Internet o venderlas en discos en los mercados ambulantes.

Además de la extorsión, venta de drogas y violencia, también ocurre el consumo de alcohol y la participación de las niñas en redes de prostitución infantil o trata de personas, asegura.

De acuerdo con datos del Consejo Nacional de Alianzas Educativas, durante el último año alrededor de 10% de los niños han abandonado las escuelas debido a la violencia, las adicciones, el narcomenudeo y la prostitución.

Un caso así es el de “Laura”, de apenas 14 años. Las constantes faltas en la escuela fueron la evidencia para ser detectada por sus maestros. Se reunía con otras jóvenes en un lugar de diversión que está cerca de otra escuela, pero que en realidad opera como prostíbulo, cuenta una maestra.

En ese plantel, en ocasiones, al llegar a la barra de la cafetería, el líder busca un lugar para sentarse. A su escolta le ordena: “Fórmense, a mí me traen una hamburguesa y un jugo, ustedes piden lo que quieran”.

Luego indica que otro se le acerque, es el encargado del dinero para pagar. Esta escena la cuenta vía telefónica otra maestra de la ciudad.  “Hoy yo les picho un burrito y una soda a todos”, se le escucha decir a un niño que se dice ser el líder, en ese momento.

“Cuando alguien les pregunta ‘¿de dónde sacan el dinero?’, se cubren e inventan. Dicen que se lo mandó su papá, su tío, o algún primo que se fue a EE.UU.

La Policía toma la seguridad

El Ejército mexicano transfirió desde el jueves a la Policía la seguridad de la fronteriza Ciudad Juárez, epicentro del combate a los carteles de la droga, sin haber logrado frenar la violencia y entre acusaciones de graves violaciones a los derechos humanos.

La decisión no implica una retirada inmediata de los  6  000 militares con los que cuenta el operativo en Ciudad Juárez, la localidad más violenta de México .
 
Se trata de un “traslado paulatino” de las tareas de seguridad pública, primero a la Policía Federal y después a la Estatal y Municipal. El Ejército continuará realizando operativos y vigilando puntos claves, según  la Secretaría de Gobernación.  El mando será asumido por la Policía Federal, que contará con 4 500 agentes, y posteriormente por la Estatal, que tendrá 200, y la Municipal,   1 800.      AFP

Suplementos digitales