El río Pedro Carbo (foto) y otros que atraviesan la vía Guayaquil-Manta se secaron. En el 2012 se planteó un proyecto hídrico para esta zona. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
Solo espinas brotan del reseco humedal El Príncipe, en el límite entre los cantones Isidro Ayora y Lomas de Sargentillo, en Guayas. La laguna de 32 hectáreas, a la que acudían aves de todo tipo, desapareció.
“El invierno pasado fue corto por estas tierras; solo llovió en febrero. Ahora los cultivos se están perdiendo”, dice Freddy Peñafiel, presidente de la cooperativa agrícola El Príncipe.
De esta gran albarrada dependen 70 agricultores que laboran en 200 hectáreas. Siembran arroz, maíz, sandía, melón, verduras y pimientos. Pero en los últimos meses el panorama es desértico.
Una nube de polvo cubre el camino vecinal que une el recinto Las Cañas, en Lomas de Sargentillo, con el área de siembra junto al humedal. El pasado martes, Cirilo Pihuave atravesó a pie la laguna, que desde la orilla parecía lodosa.
Era solo un efecto del recalcitrante sol. El fondo luce agrietado y entre las fisuras hay restos de caracoles y la maleza que desafía a la sequedad.
El arrozal de Pihuave, al igual que el de otros campesinos, no maduró. A lo lejos, las espigas amarillentas parecen estar listas para la cosecha, pero el grano se pasmó. “Solo tres familias se quedaron a esperar el invierno; el resto emigró”.
Manuel Rivera cuenta que intentaron cavar pozos para salvar los cultivos, un plan que no dio resultado porque el agua está a 96 metros. “Estamos endeudados. Necesitamos que los bancos nos extiendan los plazos de los créditos”.
Sus tres hectáreas usualmente le dan 150 sacos de arroz; ahora obtuvo la mitad. El agricultor calcula que cada hectárea demanda USD 920.
El pasado viernes, el Ministerio de Agricultura registró alertas por déficit hídrico en la zona agrícola entre Guayas y Manabí. El ministro Xavier Lazo explicó que analizan un plan. “Los efectos del cambio climático van a ser cada día más acentuados y debemos prepararnos”. Para esto, mencionó que es necesaria la tecnificación en riego y la ecoeficiencia en el manejo de la energía para el uso del agua.
La sequedad se extiende a otros cantones, como Pedro Carbo. El río que anuncia la llegada a esta localidad desapareció. Por las tardes, los niños improvisan canchas de fútbol sobre la arena seca del cauce.
En el recinto Valle de la Virgen, incluso la reserva de agua para la comunidad está disminuyendo, al igual que los empleos en el campo. Jorge Castro es uno de los tres jornaleros que aún permanecen en una hacienda de 400 hectáreas, donde se prefirió salvar las plantaciones de ají y maíz.
Solo esos cultivos reciben agua desde que las albarradas menguaron. En cambio, las hojas de café lucen quemadas.
Marco Loor es agricultor del cantón Paján, en Manabí, y dice que los cafetales están en crisis por el intenso verano. “Los esteros y los ríos están secos. Esta situación ni siquiera se compara con la sequía del 68, que fue la más fuerte”.
Junto al peaje de La Cadena, en la vía a Manabí, otro camino reseco conduce a los cultivos de 35 agricultores del sector Vencedores. Galo Valverde muestra los tres embalses vacíos en medio de terrenos baldíos. “La solución es que se concrete el proyecto del trasvase Río Daule-Pedro Carbo”.
En el 2012 se firmó un convenio para los estudios de ese proyecto, que abastecería con agua para riego y consumo a 67 000 habitantes del noroeste de Guayas y sureste de Manabí. La obra está pendiente.
El humedal El Príncipe no es solo una zona productiva. Es parte de las áreas de conservación de la Prefectura del Guayas, porque acogía a gavilanes, patillos, garzas e incluso tigrillos. La Dirección de Riego y Drenaje del Gobierno Provincial planteó dragar parte de la laguna para aumentar su capacidad de almacenamiento en la próxima estación lluviosa.