Escasa infraestructura para autos eléctricos en Quito

En el Quicentro Shopping, los clientes pueden cargar su auto mientras hacen compras. Foto: Misael Morales / EL COMERCIO

En el Quicentro Shopping, los clientes pueden cargar su auto mientras hacen compras. Foto: Misael Morales / EL COMERCIO

Esta es la electrolinera de La Ofelia, en donde se carga el bus eléctrico del Corredor. Foto: Misael Morales / EL COMERCIO

Un crédito aprobado por el Concejo Metropolitano para la compra de 60 articu­lados y troles para el sistema municipal, un plan de renovación de la flota del Corredor Central Norte y un anuncio de exoneración del pico y placa para quienes compren autos eléctricos. Esos temas están en la mesa para que Quito avance hacia una movilidad más limpia. Pero aún hay dos barreras difíciles de sortear para dar el salto de los vehículos a combustible hacia los híbridos y eléctricos: la económica y la infraestructura.

Hasta septiembre del 2018, la venta de autos híbridos -que combina un motor eléctrico con uno de combustión- estaba exenta del IVA. A raíz de que estos autos volvieran a gravarse, las ventas cayeron.

Genaro Baldeón, de la Asociación de las Empresas Automotrices del Ecuador (Aeade), dice que los híbridos estaban posicionándose, pero tras el retiro de la exoneración, el mercado se desplomó. Mientras en el 2017 vendieron 3 390 vehículos; en el 2018 fueron 2 813. El 98,9% de las ventas entre enero y abril de este año son de autos convencionales.

“En este momento, la recuperación es muy compleja y hay híbridos que salieron del mercado, porque ya no tenía sentido competir con los de combustión sin este incentivo”, agrega. El escenario para los eléctricos es aún más difícil. La mayoría son sedán y SUV. También hay pocos autos supercompactos para dos personas, pero no sustituyen a los de gasolina, por su tamaño y capacidad.

En el Quicentro Shopping, los clientes pueden cargar su auto mientras hacen compras. Foto: Misael Morales / EL COMERCIO

Baldeón señala que para introducir vehículos eléctricos al mercado hacen falta políticas públicas a escala local y nacional que generen incentivos. Explica que en otros países donde ya están posicionados los autos eléctricos, hay incluso subsidios monetarios directos que los vuelven atractivos.

Otro punto pendiente es la infraestructura. Actualmente, marcas de vehículos como Kia han realizado alianzas para colocar electrolineras en centros comerciales. Un ejemplo son los puntos de carga en Quicentro Shopping y Quicentro Sur.

Es un servicio gratuito, explica Patricio Castillo, administrador del Quicentro Shopping. En el subsuelo hay un punto ‘ecoelectric’ desde hace tres años, que tiene una demanda diaria de unos 10 autos. Al inicio eran tres. La carga toma entre 45 minutos y una hora, según el modelo del carro, mientras el cliente hace compras o gestiones.

Según la Empresa Eléctrica Quito (EEQ), son electrolineras de carga rápida y pueden abastecer autos de cualquier marca. Castillo dice que Quicentro contribuye con el espacio y la acometida, mientras Kia paga la planilla de luz.

La semana pasada, el alcalde Jorge Yunda anunció que el Municipio y la EEQ instalarán 10 electrolineras. Aún no se conoce su ubicación. La Empresa explicó que hay que tramitar permisos para colocarlas en espacios públicos, además de las áreas de servicio de la EEQ en sus instalaciones y los sitios que designe la Alcaldía.

El Cabildo trabaja en una reforma a la ordenanza del pico y placa. El secretario de Movilidad, Guillermo Abad, dice que se podría incluir la aplicación temporal de la restricción vehicular todo el día por el plan intensivo de repavimentación y la exención de la medida para quienes usen autos eléctricos, como incentivo.

Otro plan es el de reemplazar buses a diésel por eléctricos. La anterior administración dejó un proyecto para que todos los buses del Centro Histórico sean eléctricos. El primer paso hacia un transporte más limpio es el Metro y, el segundo, la compra de 60 articulados y troles 100% eléctricos.

Abad dispuso que se revisaran los términos de referencia que dejó la administración de Mauricio Rodas y cotejarlos con la norma internacional para verificar si se cumplen. Este proceso tomaría 90 días.

En cambio, el Corredor Central Norte está en manos privadas. Ney Jiménez, su gerente, dice que planean comprar 60 articulados para reemplazar sus buses por eléctricos. Para ello, la operadora requiere de un cambio en la tarifa, que permita financiar esta inversión, pues un bus eléctrico cuesta hasta tres veces más que un convencional.

Desde hace seis meses se realizan pruebas en la ruta normal con un bus eléctrico que carga en la electrolinera de La Ofelia. Este bus -dice- “es fresco y amigable con los usuarios y el conductor, pues no emite ruido ni calor”.

Cuando se concrete el proyecto -dice Jiménez- se deberán construir paradas centrales, en lugar de laterales y hará falta una estación con electrolinera para cargar y guardar articulados en La Marín.

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