El proceso de erosión del río Coca ha avanzado 6,2 km desde su punto original, según un reporte del 20 de julio. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
Los pobladores de tres localidades que se asientan en la ribera del río Coca están expuestos a posibles inundaciones y formación de socavones.
Se trata de las parroquias San José de Guayusa, Nuevo Paraíso y El Coca, que pertenecen al cantón Francisco de Orellana (Orellana).Estos riesgos se podrían presentar a causa del proceso de erosión regresiva del río Coca, que se inició aguas arriba, en el cantón vecino de El Chaco (Napo).
Pese a que este fenómeno se registra actualmente a casi 80 kilómetros (km) de distancia de Francisco de Orellana, en esta localidad se ha evidenciado en los últimos meses un incremento “significativo” del caudal del río Coca con relación a años anteriores.
Este afluente tiene un tono café oscuro y una consistencia “chocolatosa” por la presencia de sedimentos, refiere Alexandra Quezada, especialista en Atención, Prevención y Mitigación de Riesgos de Francisco de Orellana.
Desde que colapsó la cascada San Rafael, en febrero pasado, la erosión regresiva ha provocado que se movilicen entre 40 millones y 60 millones de metros cúbicos de sedimentos, según información de la Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec), que monitorea este fenómeno.
Ante estas condiciones, el Municipio de Francisco de Orellana realiza el mantenimiento y reforzamiento de las obras de protección de una parte del cauce de este río.
Estas acciones son necesarias porque el material sólido que arrastra el río, conocido como sedimentos, es trasladado aguas abajo, es decir, con dirección a los poblados de Francisco de Orellana.
Este material, que suele ser transportado por el agua y depositado de manera temporal en ciertas zonas, hace que el espacio por el que fluye el río se reduzca. Esto podría provocar que el afluente se desborde y provoque inundaciones en las zonas próximas al cauce, si se presenta una eventual crecida del río, explica Carolina Bernal, docente de la Escuela Politécnica Nacional (EPN).
Durante un monitoreo con dron que se realizó por las zonas de San Sebastián (Sacha) y por las parroquias San José de Guayusa, Nuevo Paraíso y El Coca, el Municipio de Francisco de Orellana advirtió que la erosión regresiva ha afectado la margen del río.
Quezada menciona que, a propósito de la acumulación de sedimentos en la parte central del río, el agua fluye por los costados. Esto ha formado socavones que hacen que se pierda una parte del suelo.
En la ribera del Coca habitan alrededor de 10 000 personas. Sus propiedades, en ciertos casos, están a unos siete metros del río, cuando la normativa municipal establece una distancia mínima de 100 metros.
“En la mayoría de casos, esta disposición no se cumple”, expresa Quezada.
Cerca de este afluente se encuentra también una planta de captación de agua, aunque esta infraestructura cuenta con obras de protección. Además, temporalmente no está funcionando debido a la contaminación que causó la rotura de la tubería por la que se transporta crudo, que se produjo en abril del presente año por la erosión del Coca.
La Celec se encuentra también alerta para proteger la infraestructura que se encuentra aguas abajo de la erosión. Aunque se trata de escenarios poco probables, la presencia de sedimentos podría causar afectaciones en el túnel de descarga y casa de máquinas de CCS.
Roque Proaño, especialista en Geotecnia del proyecto CCS, contó que el túnel de descarga, que está a 40 km aguas abajo de San Rafael, tiene protecciones que evitan que este material sólido ingrese.