El General Ernesto González fue jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas entre 2010 y 2012. En su mando se efectuó la operación militar para sacar al presidente Rafael Correa del Hospital de la Policía el 30-S. Antes fue Comandante del Ejército (2008-2010). Dice que las FF.AA. han sido cuestionadas, por ejemplo, por tener colegios, pero estos planteles ayudaban a los soldados que iban con pases a otras provincias.
En el 2008, con la Constitución aprobada en Montecristi, las Fuerzas Armadas dejaron de ser “garantes de la democracia”, pero siempre que pueden sacan a relucir su poder. Dos ejemplos: la presencia en la Corte cuando se iniciaba el primer juicio de lesa humanidad y el caso del Issfa en el que se pronuncia directamente el Alto Mando.
No es así. Exactamente se han registrado tres intervenciones de los militares.
Pero fuertes.
La primera fue (en el 2013) cuando el Alto Mando salió en un video manifestando que no habían conocido el Libro IV de Ley de entidades de seguridad ciudadana en el que se decía que 8 000 (soldados) iban a pasar al servicio de vigilancia aduanera, de guardabosques, etc. Eso fue inconsulto. El Alto Mando no lo conocía. Ese tipo de cosas causa un desconcierto, un malestar en el personal.
Precisamente hechos como estos son mensajes que las Fuerzas Armadas mandan al Gobierno para decir aquí estamos…
No. Más bien las leyes dicen que, en temas de seguridad, el Jefe del Comando Conjunto es el principal asesor del Presidente de la República.
Pero ir a la Corte Nacional de Justicia no tiene nada que ver con seguridad.
Los militares sintieron la necesidad de presentarse, pero no para ejercer presión, sino para conocer de primera mano lo que sucedía, porque la institución es la afectada. La Fiscalía dice que ha habido crímenes de lesa humanidad. Se refiere a los planes militares de operaciones como pruebas de que ha habido ataque generalizado y sistemático. Entonces, mire, se va acumulando esta serie de tensiones.
Hasta llegar al último caso del seguro militar.
Ahora, este tema de los USD 41 millones lo tenía que resolver el Consejo Directivo del Issfa, no el Director. Pero como dice que él no lo solucionó nos vamos por la parte más débil. Yo revertiría la culpabilidad al Ministro. Él debía haber resuelto este tema.
Luego de ver este tipo de acontecimientos ¿qué relación hay ahora entre el poder civil y los militares?
Yo veo que son muy tensas (…) El problema es que hay un desconocimiento y desatención por parte de la autoridad política administrativa, que es el Ministro, a las inquietudes, a las vivencias que está teniendo la institución militar.
¿Fue error nombrar a ministros de Defensa civiles?
El problema no es nombrar a ministros de Defensa civiles. El problema es que quien ejerza tenga el perfil adecuado.
¿Lo han tenido?
De lo que yo he visto ha faltado mucha preparación, mucha capacitación para ejercer esos cargos. Por ejemplo, los ministros de Chile casi el 90% pasa por la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos. Y tienen un conocimiento de los que es la seguridad y la defensa. Pero aquí falta preparación.
¿Y cuál ha sido la consecuencia de eso?
Los problemas que afrontamos, el desconocimiento de la norma militar, estos maltratos por el tema de las empresas.
A propósito ¿por qué los militares tienen privilegios como el manejar empresas o tener su propia seguridad social?
Las empresas que estaban en poder de Fuerzas Armadas pasaron al Issfa, pero la rentabilidad de esas empresas no iba al bolsillo de personas particulares o al bolsillo de los oficiales, sino ingresan al presupuesto de FF.AA. y son vigiladas por la Contraloría General. No es que se han hecho lo que les dé la gana. No es que, como dice el señor Presidente, es un Estado dentro un Estado. Han tenido una razón de ser estas empresas.
Pero estas FF.AA eran privilegiadas hasta que llegaron los cambios…
No. Más bien hasta el 2006 éramos unas FF.AA. muy mal pagadas. Pero en el Gobierno anterior, viendo que el sistema de salarios había colapsado, se dice que se homologuen los salarios de los militares con los del sector público.
¿Cómo están ahora?
Hay que reconocer que no están mal pagados.
Por eso, se ha tratado de unas FF.AA. privilegiadas. Y también con mucho poder que incluso desconocieron a los gobiernos…
Si en las dos décadas anteriores los militares se vieron en la obligación de intervenir fue porque las circunstancias políticas así lo exigieron.
A lo mejor el Gobierno actual tuvo ese temor y cambió las reglas de juego.
Pero parece que se equivocaron, porque en la misión indican que es una institución de protección de derechos, garantías, libertades. Entiendo que les han dado a los militares más competencia.
Ahora, los uniformados han protagonizado hechos como el que un oficial dé un discurso en Carondelet y hable de los logros de la Revolución Ciudadana.
Ese es un ‘descriterio’ de este teniente coronel. Las FF.AA. no se deben a ningún partido político, a ningún movimiento. Se deben a un Estado.
¿Qué se viene de aquí en adelante en la relación gobierno-FF.AA.?
Lo que la institución militar necesita es que se le entienda, que no se la agravie, que no se propicie la división poniendo ejemplos como la comida de oficiales y tropa. Nos han dicho que los militares son terratenientes, pero no se conoce el tema. Esas tierras no estaban en manos de los miembros de las FF.AA., sino de la institución.