Un retiro en el campo espera a la mayoría de caballos que cumplió su tiempo de servicio en la Policía Nacional.
Su salida, generalmente, ocurre cuando los equinos cumplieron 20 años de vida y ya no tienen las condiciones para seguir en su ajetreada tarea. “Ya están algo viejitos y no trabajan como antes, aparte necesitan un descanso”, explica Roberto Molina. Él está al mando del entrenamiento en la Unidad de Equitación y Remonta de la Policía, ubicada cerca de la población de Tambillo.
En este destacamento, de unas 44 hectáreas de extensión, se entrena y cuida a 26 caballos para operativos, seis sementales, 14 yeguas para reproducción y 18 potros que tiene la Policía.
Actualmente, en la Unidad tres caballos disfrutan su descanso. Ellos recorren el campo libremente, pero bajo el cuidado de los agentes que están preocupados de que no se enfermen.
Otros, en cambio, son vendidos. Molina asegura que eso ocurre cuando el ejemplar tiene algún defecto que no les permite cumplir con el trabajo. Para esto, se realiza un remate público que es avalado por la Comandancia.
La última subasta ocurrió hace cinco años y unos ocho caballos fueron vendidos al mejor postor.
En la Unidad de Equitación el entrenamiento empieza a las 09:00 y se escoge a los caballos que cumplieron cuatro años y medio.
Según Molina, a esa edad su cuerpo está desarrollado y apto para el trabajo policial. Antes, los adiestradores trabajan con los animales para que se acostumbren al trato con personas.
La instrucción, aunque existen especializaciones, se focaliza en acondicionar a los caballos para que puedan ser parte del control del orden público. Para ello, se realizan simulaciones de disturbios que incluyen manifestantes, música, gas pimienta, disparos y banderas. Estas últimas les ayudan a acostumbrarse a los operativos que hacen en los estadios de fútbol. “Se necesita que sean muy tranquilos”, dice el oficial Molina.
En cambio, otros ejemplares son entrenados para competencias de salto. Ellos reciben una preparación adicional y repasan cada mañana con sus jinetes. Los saltos los realizan en un picadero de 30 por 70 m, donde se acondiciona una pista de obstáculos.
Otro trabajo que se cumple en la Unidad de Equitación es la crianza de nuevos ejemplares, que son el resultado del cruce de machos de la raza conocida como Z Holandesa y hembras de la Criollo Argentina. La intención de la Policía es obtener un caballo más grande y fuerte para que ayude en la vigilancia.