Iván Ortiz es el director del Centro de Negocios de la Cámara Ecuatoriano Americana (Amcham). Foto: Archivo/ Julio Estrella/ EL COMERCIO.
Entrevista a Iván Ortiz, director del Centro de Negocios de la Cámara Ecuatoriano Americana (Amcham)
¿Qué lectura le dan a la carta emitida por 22 legisladores estadounidenses- de mayoría demócrata- que cuestiona la rapidez con la que EE.UU. firmó el Acuerdo de Fase Uno con Ecuador y pide aclaraciones a la Oficina de Comercio de ese país (USTR, por sus siglas en inglés)?
Es una carta que, en la coyuntura política que vive EE. UU, es un llamado al modo en el cual USTR ha establecido ciertas negociaciones con algunos países en el mundo, entre ellas la de Ecuador. El documento remarca, fundamentalmente, la preocupación del Congreso sobre el mecanismo de acuerdos que usa el USTR y que, de alguna forma, sienten que se vulnera sus atribuciones al no ser consultado previamente.
Pero la crítica habla del Acuerdo de Fase Uno con Ecuador.
Este será el último acuerdo que el USTR suscribe en la actual administración. Pero creo que es una crítica generalizada por el accionar de la política comercial que, a criterio del Congreso, no se manejó de la mejor forma.
Desde nuestra lectura es una carta que remarca una crítica política a ese esquema de negociación, que cae en la última milla del Gobierno norteamericano y que, además, coincide con la transición de gobernantes. Es una crítica generalizada a ese accionar. Pero hay elementos positivos. Uno de ellos es que el Congreso le urge al USTR que se delimite una estrategia de negociación con Ecuador. De alguna manera hay un apoyo de parte del Congreso norteamericano para avanzar en una negociación más amplia que incluya todos los temas que ellos consideran deben ser abordados. Lo propio hará Ecuador en su momento y marcará las líneas rojas y estrategia de cara a un acuerdo de largo alcance.
Al ser ahora los demócratas los que están al frente del Gobierno, ¿no pudiera indisponer a ese poder de Estado el haber firmado el acuerdo antes del cambio de autoridades y sabiendo que será el Legislativo el que tenga que aprobar un tratado más integral?
No vemos que la carta sea negativa o dé a entender otra cosa. Para nosotros la carta tiene una crítica política y es muy clara. En varios párrafos reconoce la importancia que tiene Ecuador como uno de sus principales socios en Latinoamérica tanto económico como político, reconocen y apoyan que se inicie negociaciones.
¿Existe posibilidad de que en la nueva administración se desconozca el acuerdo de fase 1?
Hay que poner varios puntos claros, la institucionalidad de EE. UU. es fuerte y sólida, esto permite que los acuerdos que se suscriben se mantengan. Creemos que así será porque existe una seriedad con los representantes de ese país. Por esta razón no creemos que vaya a haber un retroceso en lo alcanzado. Además, lo que se negoció en el Fase 1 fue tomado de los capítulos del Usmca (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá).
La carta es muy enfática en la rapidez con la que se firmó el acuerdo, ¿es así?
Lo que le llama la atención al Congreso de EE.UU. es que, desde el último TIC, en el que se anuncia que se va a explorar la negociación de un Fase 1, haya pasado pocas semanas para suscribirlo. Sin embargo, no se está analizando adecuadamente que ya existía un trabajo previo tanto del USTR como del Ministerio de Producción de Ecuador. El formato que se utilizó con Ecuador es muy similar al que se realizó con Brasil semanas antes, en octubre. Hubo trabajo de las autoridades de comercio de ambos países y por esta razón fue más fácil que se pueda conseguir la firma y un acuerdo rápido. La velocidad o tardanza con la que se suscribe un acuerdo no es símbolo de que sea un bueno o malo.
¿Qué falló en el acercamiento con los congresistas?
No hubo falla. Han existido las reuniones con los senadores y la casa de representantes debidas, según nos ha informado la embajada y es de conocimiento público que Ecuador tiene la intención de lograr un acuerdo comercial amplio más adelante. Son claras las reuniones que se han tenido entre autoridades de ambos países.
¿No estamos jugando mal nuestras cartas con los demócratas?
Los demócratas no están en contra de que se negocie con el Ecuador y la carta refleja que existe el apoyo para una negociación, pero que incluya muchos temas más, muchas preocupaciones que tiene Estados Unidos en la relación comercial bilateral. Lo mismo tendrá que hacer el Ecuador. Creo yo que desde ese punto de vista no es una muestra de que se le esté cerrando la puerta al Ecuador a futuro, sino más bien es una misiva en la que se indica que una negociación con nuestro país debería darse en términos amplios y es lo que percibe Ecuador también. Además, hay puntos que cuestionan los congresistas, pero como país se los cumple, tenemos una constitución que garantiza los derechos laborales, ambientales. Es una de las constituciones más garantistas de toda la región.
¿Qué deben hacer ahora las autoridades de Ecuador?
Es una oportunidad para que Ecuador, a través de su embajada, muestre los pasos que ha dado desde que nos sentamos a negociar en el 2006 y cuando el país se levantó de la mesa. Desde ese tiempo hay cambios legislativos, constitucionales, jurídicos y normas que, obviamente, es importante que se conozcan.
Los problemas que se tenían en el 2006 ya no son los mismos de ahora. Se genera una oportunidad para acercarse más y transmitir información actual de cuál es el estado real de varios de los temas que se mencionan allí.