Entrevista a, Patricio Carrillo, comandante general de la Policía Nacional sobre el 30-S. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
El comandante general de la Policía, Patricio Carrillo, reflexiona en una entrevista por los hechos registrados en el 30-S, 10 años después.
Este 30 de septiembre del 2020 se cumplen 10 años de los hechos del 30-S. ¿Qué ha pasado con la Policía Nacional en esta década?
El 30 de septiembre fue un día triste para la Policía Nacional. Más allá de los eventos que son conocidos por todos creemos que fue también una oportunidad para hacer un debate interno y luego poner en la agenda pública la necesidad de reformar y de modernizar a la Policía.
¿Cómo trabajaron en cuanto a la modernización?
En la modernización nos fue mejor, porque la Policía planteó la posibilidad de mirarse desde tres dimensiones. Desde una dimensión institucional para fortalecer los procesos y para hacer que la institución pueda desarrollarse, crecer, continuar con la legitimidad y respaldo de los ciudadanos.
La segunda dimensión era organizacional para crear un modelo de Policía que atienda las demandas de los ciudadanos con mayor efectividad, que esté más cercana, que sea más comunitaria y un modelo de Policía que cambie algunas realidades sociales con presencia en el territorio nacional. Entonces se desconcentró la Policía en territorios más pequeños, en donde se trabaja en las áreas de investigación, Inteligencia y prevención.
En cuanto a infraestructura no se logró lo que se planificó
Estaban previstas 140 Unidades de Vigilancia Comunitaria en cada Distrito, pero no se llegó a completar. Son alrededor de 14 o 15. Se planificaron 1 876 Unidad de Policía Comunitaria y creo que se construyeron 420. Otras no se construyeron, pero sí se readecuaron. Además, se incorporaron botones de seguridad, se creó el ECU-911 transformando nuestra central de radio 101. Se incorporó tecnología y la videovigilancia a través de esas organizaciones.
En el tema profesional, ¿qué se hizo?
Se desarrollaron capacitaciones continuas como, por ejemplo, en temas de derechos humanos.
A propósito de los DD.HH. ¿la Policía se hace un mea culpa por lo sucedido el 30-S, cuando los agentes incluso golpearon a los civiles?
La Policía ha hecho mucha reflexión y autocrítica de lo que sucedió ahí y en realidad nos lleva a manejar las relaciones internas de una manera equilibrad y respetuosa. Somos una Policía jerarquizada, que está al servicio de los ciudadanos y que tiene dignidad. Muchos policías también fueron vejados. Creo que en el 30-S hubo un descontrol y una cantidad de uniformados que se unieron y actuaron como grupo de manifestantes que no pidieron respeto a su derecho a protestar en paz, sino que lo hicieron agrediendo.
¿Fue un error lo actuado por la Policía?
Yo creo que sí, el actuar de la Policía el 30-S fue una gestión muy errada de los mandos de ese tiempo.
Tras el 30 de septiembre ¿cuánto tiempo les tomó recuperarse?
La Policía Nacional es una de las instituciones más resilientes que existen. En este caso la autocrítica, la resiliencia y la capacidad de transformación fue inmediata. El liderazgo que imprimió el mando en ese momento para llegar a la gente fue un factor importante. En corto o mediano plazo ya estuvimos con los ciudadanos. A la final, en momentos de crisis, la única institución en la que confían los ciudadanos es en la Policía.
¿Hubo un momento en el que a ustedes les cambiaron el uniforme, les quitaron las botas militares, les pusieron gorras, chompas ¿Eso les debilitó frente a la gente?
Cuando se evalúa lo que se quiso hacer post 30-S con la Policía debemos encontrar algunas acciones que buscaban minar la moral de la Policía. Se quiso cambiar la identidad como ellos pensaban.
¿Qué Policía querían en ese entonces quienes estaban en el poder?
Habría que preguntar a ellos, pero había distintos proyectos en los que se planteaba la limitación de servicios para la Policía, se hablaba de reducir el tamaño de la fuerza policial y crear Policías de carácter local. Había diferentes formas que se evaluaban, pero si las reformas o la modernización de la Policía no nacen de la institucionalidad o termina siendo imposiciones no son eficientes.
¿No fue un acierto reducir ese nivel de militarización que tenía la Policía y hacerlo más comunitario, más cercano al vecino?
Yo creo en algunas transformaciones, algunos cambios nacieron de la misma Policía. La institución tiene la misión constitucional de proteger y tutelar derechos, combatir el delito, perseguir delincuentes y lo que nosotros planteábamos desde el inicio era construir esas capacidades con principios, con valores, con planificación y análisis. Todo eso se dio. La cercanía a la gente, la confianza, la comunicación, el disponer de información directa de los ciudadanos ayudaron. De hecho, es la década en que los resultados son buenos y no son incipientes. Hay una reducción importante en la tasa de homicidios, los operativos que realizamos son exitosos, hay acciones de la Policía que han desarticulado a grandes estructuras delictivas, se sigue combatiendo al crimen organizado, hay cooperación de Policías de otros países. Entonces, la innovación, la gestión, los desafíos con miras a futuro, el incorporar la tecnología, todo eso fueron oportunidades post 30-S.
¿Cómo está hoy la confianza en la Policía?
La pandemia evidenció la necesidad de tener una Policía tan cercana que el ciudadano lo valoró y llegó a una aceptación del 92% en cuanto al trabajo que hacemos.
¿Con la pandemia?
Sí, en la gestión de la pandemia, porque nosotros entendemos que la Policía es un órgano de la administración pública que cuando trabaja de manera democrática, respetando principios de legalidad, seguridad jurídica, prohibición de excesos, protección a la sociedad adquiere esa confianza. No solo que hay probidad en la gestión policial, sino también implica generar confianza y eso fue lo que sucedió en la pandemia. A pesar de que había limitación de derechos y restricciones a las libertades, la gestión policial fue valorada por la gente. Cuando se fueron liberando las restricciones tuvimos conflictos y tuvimos que hacer uso progresivo de fuerza para controlar y evitar un riesgo para todos. Nosotros continuamos desarrollando nuestra institución. Por eso hemos planteado la necesidad de formarnos de mejor manera, porque la sociedad ecuatoriana es testigo de que estos momentos críticos la gente requiere de la institución y en situaciones de crisis las únicas que van a responder son las entidades uniformadas. Esta es la Policía democrática en la que queremos avanzar, pero también mirando las misiones futuras que vamos a tener. La pandemia va a generar una revolución tecnológica. Ahora hay graves violaciones de derechos en las redes sociales. Nosotros debemos mirar cómo enfrentar los ciberdelitos, esta revolución tecnológica va a implicar delitos financieros y tecnológicas. Necesitamos formarnos para eso y de ahí el planteamiento de que en este Gobierno podamos alcanzar la autorización para la creación de nuestra universidad como un ente de especialización y formación policial.
Este 30 de septiembre coincide con el primer año del paro de otubre. Ahí, la Policía fue catalogada como represora.
Depende de la visión como la miren. En octubre hubo la toma de áreas estratégicas, dejando en indefensión a gran cantidad de personas. Se tomaron pozos petroleros y antenas de comunicación. Hubo delitos execrables como secuestros a personas que estaban haciendo su trabajo: policías, militares y periodistas. Hubo ataques a instalaciones militares y policiales, actos terroristas como el incendio a la Contraloría, la destrucción de las Gobernaciones, delitos como saqueos. Frente a ese hecho, pensar que la Policía no puede limitar el derecho de pocos en función de garantizar el bien común es algo que habría sido cuestionado desde el otro lado. Fue difícil para la Policía encontrar el equilibrio perfecto y la firmeza que se necesita para recuperar el orden en un medio caotizado. No podemos desestimar las acciones que una masa humana puede desatar de manera irracional. Esta lógica confrontativa llevó a que se expongan ellos mismos a algunos riesgos. Indiscutiblemente hay un país polarizado en el que se piensa diferente, pero la única lección que puedo sacar es que la sociedad debe invertir más en instituciones democráticas y la formación de un policía es fundamental para que pueda responder bajo principios de legalidad, legitimidad y de derechos humanos en los casos de enorme conflictividad.
FRASE
“El actuar de la Policía Nacional durante los hechos del 30-S fue una gestión muy errada de los mandos de ese tiempo”.
SU TRAYECTORIA
Fue Director de Operaciones de la Policía Nacional. Desde ese cargo dirigió tareas, por ejemplo, en contra de la minería ilegal. Estuvo al frente de los operativos de asistencia humanitaria tras el terremoto de Manabí, en el 2016.