El investigador ha publicado ‘El populismo en escena, ¿por qué emerge en unos países y en otros no?’ (2017) y ‘Democracia, derechos humanos e instituciones en Ecuador’ (2017). Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
César Ulloa es PhD en Ciencias Sociales por Flacso-Ecuador, Magíster en Ciencias Internacionales (UCE) y Magíster en Gerencia Cultural por la Red UREL-UTE. Especialista en política comparada en temas de populismo, democracia y sistema político de América Latina. Es docente investigador de la UDLA.
Jaime Nebot desistió de ser candidato. ¿Cómo se configura el tablero electoral del 2021?
El momento en que Nebot apuesta por una consulta popular se convierte en el creador de un nuevo sistema político y económico, porque las preguntas que plantea dan paso a un Ecuador diferente. Él, prácticamente, pone las reglas del juego para que en adelante quienes periódicamente se sustituyan en el Gobierno no puedan salir de esos candados.
¿Candados?
Son candados porque las preguntas apuntan a apostar por la economía agrícola campesina, que me parece algo inteligente porque es el único sector en el mundo que no ha parado en la pandemia. La segunda, no tocar los fondos de los afiliados del IESS. Asegurar que los gobiernos autónomos reciban puntualmente sus recursos. A mí modo de ver, Nebot renuncia a la candidatura para ocupar un papel más importante, porque dice: ‘no seré presidente, pero dejo las bases de lo que a futuro tiene que ser el Ecuador’.
¿Qué tipo de acuerdos se necesitan?
Él invita a un acuerdo nacional. Creo que es una salida magistral de alguien que a su edad no puede arriesgar su capital político en un escenario extremadamente incierto. El aporte estará en preguntas inteligentes.
Y electoralmente, ¿quién gana con esa decisión?
Esto no le garantiza la presidencia a Guillermo Lasso, porque en nuestra cultura política prima una variable, que es la personalización exacerbada de los políticos. Por lo tanto, ni los votos de Nebot ni los de Correa se van a ir a Lasso. Si Correa dejó una ausencia de liderazgo fuerte, y si se agrega la ausencia de Nebot, se crea un espacio gigantesco, por lo tanto, pueden emerger liderazgos nuevos, no necesariamente a manera de ‘outsiders’ sino de gente que venga de sectores con reconocimiento y que sean facilitadores de procesos más que conductores autoritarios. Se abre un nuevo escenario que le exige más a Guillermo Lasso para cautivar a un electorado.
¿Alguien del PSC que pueda suplir a Nebot?
No. Definitivamente, no. Eso se debe a un error del mismo Nebot, de no tener una reproducción programada de liderazgo. Los únicos recambios de liderazgo se dieron cuando León Febres Cordero reconoció como sucesor a Nebot, y cuando Osvaldo Hurtado lo hizo con Jamil Mahuad. Pero Nebot nunca tuvo un sucesor. De aquí al PSC no le interesará la Presidencia, sino tener poder desde la Asamblea, una estrategia que ha dominado por muchos años, y fortalecer la reelección de alcaldes y prefectos. Un reto para el PSC, incluso más importante que la presidencia, es sostener la Alcaldía de Guayaquil.
El centro es importante…
Sí. Correa y Nebot son extremos y está comprobado que ya nadie quiere los extremos; y, sin ellos, entonces el centro juega un papel importante.
¿Qué pide el marketing político ahora?
La gente busca una persona con credenciales éticas incuestionables, que genere confianza y equilibrio. La gente ya no busca un modelo autoritario, busca un modelo solidario. Ecuador atraviesa una dificultad tan grande y ahí el autoritarismo no resuelve los temas de hambre, desempleo y pobreza. Creo que ahora el espectro ideológico del Ecuador va del centro a la derecha.
¿Cómo afecta a este panorama la disputa entre la Contraloría y el CNE?
Esto responde a la fragilidad de las instituciones, porque ante un entuerto jurídico habrá una solución política. Estamos en un choque de trenes, en donde el Gobierno de Moreno instrumentaliza coyunturalmente a la Contraloría. Para mí, lo que está en juego en la bronca entre Celi y Atamaint es la participación de Correa en estas elecciones, porque en un escenario un poco fantasioso. Si Correa fuera elegido vicepresidente tendría inmunidad y la posibilidad de ser reelegido, lo mismo si se lanza para asambleísta. El riesgo para los partidos es que Correa se quede dos períodos y logre un bloque legislativo que le dé un amplio margen de maniobra política.
¿Qué tanto afecta esto a la democracia?
Diana Atamaint, desde que inició, ha estado en la cuerda floja, porque pasó del CNE transitorio al definitivo cuando no podía hacerlo; luego vino la contratación de personas de dudosas credenciales como funcionarios del CNE, luego el tema de la bronca con Verdesoto y Pita, y después el tema de las delegaciones provinciales Nunca hemos tenido un CNE tan cuestionado. Ahora hay una alta operación política para que se quede en el puesto, eso significa que habría una negociación. El otro escenario es que se meta a una disputa con el Contralor y no se sabe quién tendría que resolver. Si Diana Atamaint permanece con la desconfianza que se ha generado, cualquier perdedor va a levantar la bandera del fraude.
Lo que más se necesita ahora es transparencia.
Indudablemente. El último estudio del Barómetro de las Américas dice que el 50% no confía en resultados electorales. En estas elecciones está en juego el sistema político.