Entrevista a César Montúfar, candidato presidencial de concertación-PSE. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
César Montúfar (Quito, 1964), es académico, profesor de la Universidad Andina. Fue director de la Corporación Participación Ciudadana (2002-2005). En el 2009 alcanzó la diputación de Pichincha con esa tienda, que aglutinaba a varios grupos de centro-izquierda. En el 2019 fue candidato a la Alcaldía de Quito y quedó en tercer lugar.
¿Cuál es el país que recibiría como presidente?
Es un país con gravísimos problemas de institucionalidad, tomado por la corrupción, secuestrado por mafias políticas que buscan mantener sus privilegios. Un país con una economía golpeada, con un desempleo que crece y serios problemas fiscales. Un país inmerso en una crisis sanitaria con un sistema de salud casi colapsado, porque la pandemia requiere un enorme presupuesto para mantener un sistema de salud, es decir, un país con una enorme crisis.
¿Cuál es el tema más complicado?
Todos están articulados. Ecuador está próximo a atravesar una crisis sistémica, es decir, que todas las crisis se articulan y se retroalimentan. La estrategia del próximo Gobierno no puede ser atender un frente descuidando otro. No se puede decir voy a achicar el Estado y voy a despedir a 150 000 o 200 000 empleados públicos, eso genera un problema social enorme y desencadena conflictos en otros frentes. Todos tienen que ser tratados al mismo tiempo.
¿Qué problema se debe atender primero?
No es posible decir primero resuelvo la economía y después el resto. Si se dice ejecutaré reformas económicas, estalla un conflicto social enorme en el contexto de una pandemia y una crisis en el sistema de educación. Es un país que tiene bombas de tiempo simultáneas, que deben ser desactivadas de manera simultánea. La gran tarea desde el primer día de Gobierno será afrontar estas crisis simultáneas y convocar a una gran concertación nacional que fije grandes objetivos nacionales. La capacidad política del nuevo Gobierno tiene que ser enorme.
¿Que hará en los primeros 100 días?
En los primeros días de mi Gobierno, basándome en el artículo 441 de la Constitución, eliminaremos el actual Legislativo y constituiremos un Legislativo distinto: bicameral, con menos legisladores, que implique además el fortalecimiento de sus funciones de fiscalización y legislación. Ello implica hacer una reforma al hiperpresidencialismo. Esa será la primera decisión de reforma política que lleve adelante mi Gobierno, para que luego ese nuevo Legislativo reforme 22 leyes.
¿Qué espera cumplir en el primer año?
Espero que la reforma política esté ya sellada, esperaría que hayamos reconstituido el Estado en cinco frentes: empleo, seguridad social, educación, salud y protección social y lucha contra la pobreza.
¿Cuál es la estrategia para lograr esos cambios?
El modelo autoritario, delincuencial, que el correísmo instituyó, fue ejecutado a través de una vía plebiscitaria. De la misma manera hay que desmontarla, por eso voy a convocar a una consulta popular. Las cosas se deshacen como se hacen. El país tiene que entrar en un modelo y una lógica política diferente, que es la de la concertación, la de fijar con una convocatoria a todos los sectores del país, con grandes objetivos y acuerdos nacionales.
¿Cómo manejará el desgaste de los dos años?
Vamos a actuar en función de lo que el país requiera y no veo que necesariamente venga un desgaste. Una vez sellada la primera parte de reforma, el país tiene que avanzar hacia grandes políticas de Estado basadas en objetivos y acuerdos nacionales. En el plan de Gobierno está la creación de ese sistema de concertación, que debe proveer canales de diálogo entre los sectores organizados de la sociedad y el Estado, incluyendo a la función Legislativa.
¿Cuáles son esos grandes objetivos?
Reformas a la educación, la vinculación con la tecnología. Un objetivo nacional debe ser que se garantice plenamente la educación para niños y jóvenes, eso implica conectividad, implica ‘tablets’, implica un modelo que tiene que cambiar. Una política de Estado debe ser la lucha contra la pobreza y el combate a la desnutrición infantil crónica, creo que ese es un objetivo que el país debe definir, una política sostenida que haga que en el país no ocurra lo que ha sucedido en los últimos años: la desnutrición infantil en vez de descender ha crecido, es una tragedia que el Ecuador no se puede permitir, que tengas uno de cada tres niños en esa situación, comprometiendo la futura generación de millones de ecuatorianos.