Entrevista a Antonio Rodríguez Vicéns, exdiputado por Pichincha de la Izquierda Democrática. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Entrevista a Antonio Rodríguez Vicéns, exdiputado por Pichincha de la Izquierda Democrática (ID). Rodríguez piensa que el resurgimiento de la Izquierda Democrática permitiría la existencia de una organización con una definición doctrinaria que le hace falta a la política nacional.
¿El regreso de la Izquierda Democrática (ID) responde a una necesidad de reconfigurar el partido o, dada la coyuntura, a la nostalgia de tener un socialismo democrático?
La ID, con todos sus defectos, construyó la más importante búsqueda de crear un partido de carácter nacional desde fuera del poder. En su época más importante, tuvo una representación nacional y ganó las elecciones en todas las provincias. Sus propios errores, especialmente en el período en que ejerció el poder, condujeron a su debilitamiento, al olvido de sus orígenes y hasta de sus objetivos.
Desde ese punto de vista, veo plausible la posibilidad de su refundación por la vía legal, pero que deberá conceptuarse como una reagrupación de su militancia, que aún está ahí.
Como todos los partidos, perdieron legitimidad…
En el país hubo un discurso antipartido por sus defectos, sus errores y su falta de representatividad. Pero la solución no está en debilitarlos o destruirlos, sino en mejorarlos, perfeccionarlos para lograr que cumplan sus objetivos fundamentales. Ojalá hubiera dos, tres o cuatro partidos sólidos, fuertes, consolidados, que representen a importantes sectores del país, a diversas corrientes doctrinarias para que no se imponga una verdad oficial como supuesta alternativa.
Una de las complejidades de AP es que se consolida en el poder. Y no se convierte en partido pese a que el Código de la Democracia lo obliga por haber cumplido los requisitos en dos elecciones consecutivas…
Para Alianza País y el Gobierno no existe la Constitución ni la ley sino fundamentalmente sus intereses. Y como hay un discurso antipartido, hay un manejo demagógico en un país en que la política se analiza no en función de las realidades ni de los hechos sino de las palabras.
Que tiene una retórica que seduce…
Como lo tuvo la ID.
Es un asunto de lenguaje…
El lenguaje juega un papel importantísimo en la política, más aún en poblaciones en las que no hay una formación política adecuada. En Ecuador no hay una cultura democrática. No hay ni siquiera una concepción ética de la política, como exigía Albert Camus. Hay una visión utilitaria (de la política) y el resultado es la manipulación de conceptos. Los partidos políticos han creado resistencia en la población, que las condenó pero se llevó toda esa corriente para beneficiarse de ellas.
Cuando se refiere al lenguaje y lo doctrinario, ¿es posible encontrarlos en movimientos cuyos nombres son de por sí una indefinición?
Si algo logró la ID es fijar dos o tres conceptos fundamentales que expresaban en forma general sus principales lineamientos doctrinarios. Sabíamos dónde estábamos, con todos los vacíos e incluso con la falta de debate sobre sus principios fundamentales. Por eso, la presencia de un partido con incuestionable fijación doctrinaria en una política amorfa, sin ideas, pedestre, en la que las diferencias se han transformado en descalificaciones, será siempre positivo.
En Quito ni en el país se ven esos liderazgos alternativos.
Aparte del innegable desgaste de la revolución ciudadana, la ausencia de alternativas reales les juega a favor. No existen, son muy débiles o no son capaces de contrarrestar el lenguaje de la revolución ciudadana. No han sabido establecer derroteros distintos para el país. Desde ese punto de vista, si se reagrupa la militancia de la ID, mucha de la cual está en el gobierno, puede ser una alternativa.
¿Sorprende que no aparezcan liderazgos en Quito?
Los liderazgos surgen cuando se les da espacio. Y si las hubiera, tarde o temprano van a aparecer.
¿Pero encuentra alguna alternativa?
Ese es uno de los graves problemas, la falta de alternativas. No creo que Mauricio Rodas pueda serlo. Tiene que desarrollar una Alcaldía con muchas dificultades y dependerá de cómo salga de ella. Ojalá que la ID reagrupada pueda presentar alternativas importantes.
¿Guillermo Lasso?
No lo veo como opción sólida por sus características, que no voy a señalar. Y los otros partidos no existen. Por eso hay que celebrar la reagrupación de la ID como una alternativa. Ojalá otros grupos pudieran reagruparse para plantear alternativas.
Los socialcristianos existen con menos fuerza que antes; el MPD busca volver.
Ojalá el MPD volviera. Más allá de mis diferencias con su forma de hacer política, ojalá pueda reagruparse. Ojalá el PSC comience a funcionar como partido nacional y no solo como una agrupación de Guayaquil. Y ojalá esta reagrupación de ID conduzca a otras fuerzas políticas con una definición doctrinaria retomen el camino.
Ha repetido la palabra ‘ojalá’. Cuán grave es que la política por fuera de AP se esté convirtiendo en un deseo más que una realidad…
Que la presencia de la militancia de la ID despertara el fervor es un indicador de que es posible que ese ‘ojalá’ se convierta en realidad. Pero veo con preocupación, más allá de que gane o no las próximas elecciones Rafael Correa, el inmenso vacío político, la falta de doctrinas políticas necesarias para el debate, para la pluralidad de opciones.
Ahora aparece la proliferación de movimientos parroquiales, cantonales…
Si los partidos políticos no estaban cumpliendo su misión, no había que debilitarlos más con esta multiplicidad de movimientos, sino fortalecerlos. Uno de los problemas del país ha sido la desinstitucionalización, no solo el Estado, sino también otros organismos de la sociedad civil, como los partidos, sindicatos, movimientos profesionales. Las cámaras de la Producción jugaban un papel importante para el debate –no estoy diciendo que tengan poder, pero la democracia se consigue con balance de poderes-. Las universidades están mudas; y la academia, entregada: se entregan a quienes les ofrecen paraísos artificiales y nos crean infiernos intelectuales.
Frase
“Hay un manejo demagógico en un país en que la política se analiza no en función de las realidades sino de las palabras”.
Hoja de Vida
En tres ocasiones fue al Congreso representando a la Izquierda Democrática. En una de ellas, ocupó la Vicepresidencia de la Legislatura. Fue expresidente de la AFNA.