El técnico, de 50 años, fue expulsado en el partido de cuartos de final de los ‘playoffs’ contra Independiente. Foto: API para EL COMERCIO
Fabián Bustos tiene pinta de oficinista o de profesor de matemáticas. La abultada melena de sus épocas de futbolista ha sido reemplazada por un corte tradicional hecho a tijera, con la línea a un lado. La camisa siempre está dentro del pantalón de corte sastre y usa lentes que siempre se oscurecen cuando aparece el sol.
Sin embargo, la intensidad de sus años mozos es la misma. Vive los partidos detrás de la línea de cal con la misma vehemencia de cuando defendía a Deportivo Quito, en el 2000. Su frenesí para reclamar las decisiones arbitrales le ha traído complicaciones: el pasado miércoles, el réferi José Luis Espinel se hartó de sus reclamos y lo expulsó.
El argentino de 50 años tuvo que ver el segundo tiempo del juego entre su equipo, el Delfín, contra Independiente, tras las rejas que separan el túnel de la cancha del estadio Jocay.
Bustos vive el fútbol con intensidad y esa pasión es transmitida a diario a sus pupilos, que en los últimos años han decidido sentarse a la mesa grande del balompié ecuatoriano y pelear, codo a codo, los primeros puestos con los grandes del fútbol nacional.
Delfín juega esta tarde (15:30) la semifinal de ida del Campeonato contra Macará, dirigido por Paúl Vélez. Bustos pudiera estar viviendo sus últimos momentos en el cuadro cetáceo, al que llegó en noviembre del 2016 como gerente deportivo y después de la salida de Guillermo Sanguinetti, a mediados del 2018, como su entrenador principal.
Carlos Garcés, delantero y capitán del equipo, reconoce en Bustos al mentor del exitoso proyecto del equipo, que en el 2017 fue subcampeón nacional, que este año fue finalista de la Copa Ecuador, en la polémica serie con Liga y ahora está entre los cuatro mejores del torneo. “El profesor Bustos le imprimió al equipo sus conocimientos y sus ganas de ganar y de ser protagonistas”, sostiene el ariete.
Pero el DT siente que el proceso está acabándose. El presidente José Delgado le ofreció hace varias semanas un acuerdo para renovar el contrato que termina a final del año, con un incremento razonable de su salario. Bustos puso una condición: si aparece una oferta de otro equipo grande del país terminará aceptándola. Caso contrario, seguirá al frente del barco de los manabitas.
Sus cifras como timonel de los ‘cetáceos’ son interesantes: dirigió 82 encuentros. 41 de ellos fueron victorias, hubo 21 empates y solo 20 pérdidas.
Estudioso del fútbol, Bustos sostiene que su equipo no tiene una única forma de jugar ante sus rivales. Sostiene que el sistema varía en función del rival y de las situaciones: por ejemplo en la serie ante Independiente, según su versión, a Delfín le convenía enfriar el partido de ida en Sangolquí para mantenerse vivo en la serie. Por ello, en el partido en el estadio Rumiñahui su equipo permaneció agazapado y solo salió al contragolpe.
La realidad contrastó con el partido de vuelta, en donde los ‘cetáceos’ atacaron ferozmente a los del Valle desde el inicio: en el minuto 17 ya ganaban por 2-0, producto de su contundencia. “Lastimosamente, errores defensivos permitieron que Independiente creciera en su juego”, afirma el director técnico.
Ante Macará, el elenco manabita empieza de local y remata la semana siguiente de visitante en Ambato. Por ello, hoy el equipo saldrá a atacar desde el inicio, aunque tomará precauciones por los rápidos contragolpes liderados por Michel Estrada.
Bustos, el DT con pinta de profesor, cree que puede hacer historia con su Delfín.