Asegura que no se arrepiente de lo que ha hecho en su vida y que repetiría todo de la misma manera, incluidos los errores que ha cometido (entre los que él mismo señala un divorcio).
Cree que los paradigmas con que se maneja la paternidad están equivocados, incluidos los relacionados con el acceso a las nuevas tecnologías.
Considera que la actividad física, los sueños y la guía paterna son importantes y, por eso, hoy usa esos conceptos para orientar al último de sus hijos (4 años), que nació por decisión cuando Enrique Chávez tenía 60.
¿Tuvo duda, algún momento, sobre tener a su último hijo?
Nunca tuve duda, sobre todo porque mi esposa es muy joven y tiene derecho a tener un hijo.
¿Pensó en la diferencia de edad con el niño?
Sí lo pensé, pero soy un hombre de retos. Mi familia estaba en contra de que tuviera un hijo a la edad que tengo. Pero hice prevalecer la intencionalidad de mi esposa de ser madre.
¿Ha tenido algún problema para adaptarse a la energía y vivacidad del niño?
Soy un especialista de la actividad física y el deporte y promuevo la actividad física. Y a mi hijo tengo que darle el estímulo correspondiente para que él también sea una persona activa. A los 4 años, mi hijo ha recibido una cantidad de estímulos; mi esposa es también licenciada en Pedagogía y, entonces, él es (si cabe el término) como nuestro ‘conejillo de Indias’; aplicamos todo nuestro conocimiento en espera de tener resultados.
¿Practican deporte a diario?
No tanto deporte; esa es una idea que debemos quitarnos de la cabeza; el ser humano no debe practicar deporte, sino actividad física y que dentro de la actividad física haya, alguna vez, deporte, eso es otra cosa. Por ejemplo, a mi hijo le gusta ir al parque, a subir y bajar a hacer cross; él ha surfeado, ha subido a montañas rusas… estamos recibiendo clases de baile, vamos al gimnasio de pesas (él es mi pesa); entonces, el estímulo que le hemos dado es que él disfrute de su movimiento.
¿Qué pasa con lo intelectual, con la tecnología que hoy parece dominarnos?
Yo, en mis conferencias, muestro que estoy en contra de una serie de paradigmas que maneja la sociedad; la sociedad piensa que el teléfono, la tablet, la computadora son lo que nos está causando daño y yo pienso que más bien es al revés. Yo pienso que hay que aprovechar lo que tiene ese internet para que el niño, el adolescente, el adulto aprovechemos esto para que nosotros nos movamos. Me explico: al niño, cognitivamente, le hago ver películas, cuentos y cosas en inglés; entonces él maneja ya algún vocabulario en inglés. El niño busca dinámicas, juegos y se pone a jugar; y aunque no sabe leer ni escribir juega ya con el idioma inglés en el teléfono.
¿Eso es porque las herramientas no son buenas o malas, sino como se las use?
Yo recuerdo un juego (de video) que permitía construir (barrios, iglesias, cosas…) y luego vino la posibilidad de robar un banco; entonces, esa es la inteligencia orientada al bien y la inteligencia orientada al mal. Y uno tiene que saber utilizar la misma inteligencia, la misma tecnología para lo positivo y no para lo negativo.
¿Pero se necesitan límites, de tiempo, por ejemplo?
El niño debe tener estímulos que le hagan cambiar de actividad. El problema son padres vagos que no entienden la energía que tiene un niño y no consumen esa energía. Los padres debemos estar preparados para gastar la energía que tiene el niño y orientarlos de manera adecuada. Desafortunadamente, vivimos en una sociedad en que los padres jóvenes dedican mucho tiempo a ellos mismos y no al rol que tienen que cumplir como padres. No es cuestión de que el niño esté calmado, sino de saber regular esa energía, para tener adolescentes activos y no pasivos, como hoy tenemos
¿Pero deben conocer primero los padres a lo que el niño se expone?
Yo discrepo con eso. El adulto debe enseñarle al ser humano a elegir entre el bien y el mal. Entonces, hay que darle el estímulo para orientarle al bien. Yo digo, a la drogadicción, al sedentarismo, a la vagancia no hay que combatirlos, hay que competirlos. Al niño hay que darle el estímulo para que no se oriente hacia esas cosas y se dirija hacia cosas dedicadas al bien. Aunque, claro, se debe ejercer cierto control.
¿Cómo llegar a eso si no hay un manual para ser padre?
Nosotros debemos criar gente soñadora. La visión de futuro en función de sueños positivos es lo que falta. Mis hijos mayores, en videos de Whatsapp me dicen: “Tú nos enseñaste a soñar”. Yo me considero un ser que ha hecho bien las cosas; si naciera de nuevo haría lo mismo; con errores, con divorcio… haría lo mismo. He sido un soñador. Nací en una familia pobre y cuando, a los 15, murió mi abuelo en una cama junto a la que yo dormía en el suelo, me dije: “Esto tiene que cambiar”. Entonces, hay que criarlos con esa visión de, en el futuro, hacer cosas diferentes. Pero los sueños se consiguen con sacrificio…Cuando te enamoras de tu sueño, conseguirlo no es esfuerzo, no es sacrificio.
Hoja de vida
Médico deportólogo, nació en una familia pobre. Esa situación no lo amilanó y buscó cumplir sus sueños, uno de los cuales fue conocer Disneylandia, adonde ha ido 23 veces.
Trabaja en la Universidad de las Fuerzas Armadas-Espe y en la Concentración Deportiva de Pichincha (CDP). Es conferencista nacional e internacional.