El personal del Ministerio de Salud examina a una mujer en el complejo residencial Samanes 7 en el norte de Guayaquil, Ecuador. Foto: AFP
Identificar zonas del país que pudieran ser focos de contagio de covid-19; ubicar a personas que no presentan síntomas pese a estar infectadas y así conocer el porcentaje de inmunidad frente al virus. Esa información busca obtener el Ministerio de Salud al aplicar un millón de pruebas a una muestra equivalente al 6% de la población ecuatoriana, durante tres meses.
El viceministro de Vigilancia de la Salud, Xavier Solórzano, explicó a este Diario que se ha seleccionado a un grupo de hogares de varios cantones de todo el país, en una muestra. Empezaron en Babahoyo y en Guayaquil y seguirán en Quito.
En esas ciudades usarán pruebas PCR (moleculares, con muestra de hisopado nasal y faríngeo). En la capital y en Guayaquil cuentan con
8 000 test, para cada una.
En las otras provincias usarán pruebas rápidas, que detectan presencia de anticuerpos. Es decir, si alguien se contagió con el virus y su organismo respondió, porque para esas semanas creen que la transmisión se habrá expandido hacia esas zonas.
No se ha elegido a los cantones según los que más contagios han registrado sino por la cantidad de población, grupos de edad, si es urbano o rural…
La muestra la diseñaron investigadores universitarios. Consideran que con el 6% de los habitantes, el resultado del estudio ofrecerá una confianza del 95%. “Ampliar el número de analizados costaría mucho y no sería más eficaz”, afirma.
El levantamiento de datos incluye la toma de muestras -a cada miembro del hogar seleccionado- y una encuesta, para conocer sus nexos. Eso ayudará a rastrear a sus contactos, que pudieran estar enfermos y necesitar asistencia médica.
“Con las pruebas rápidas queremos medir el porcentaje de la población inmune”, respondió el Viceministro. Aunque saben con claridad que por ahora no es posible afirmar si haber contraído este coronavirus brinda inmunidad de por vida o temporal.
La Organización Mundial de la Salud ha advertido a los países que este virus, surgido en diciembre en Wuhan, China, aún deja muchas interrogantes. Alguien pudiera tener inmunidad a una cepa de covid-19, pero no a todas.
“Lo sabemos. No sería prudente decir que una población ya está inmune al virus, no conocemos tampoco si eso durará seis meses o un año. Pero sin duda, el resultado del estudio servirá como herramienta para tomar decisiones”.
¿Qué tipo de información esperan obtener? Solórzano repite que buscan identificar qué cantones del país tienen mayor o menor inmunidad y evitar que circulen personas que podrían ser focos de contagio.
En Quito, como en otras ciudades -dice- se logró que el crecimiento de contagios sea lento con medidas de restricción de circulación. No quiere decir que no se hayan dado. “En Guayaquil no pecaremos de exceso de confianza, que pudiera causar un rebrote”.
En cuanto a la utilidad del estudio para reanudar las operaciones en las empresas -anota- podrían decidir si es factible abrir una fábrica de tornillos. Pero para ello deberían cumplir ciertas condiciones de higiene, de transporte. “Todos queremos volver a la normalidad. Pero debemos estar conscientes de que esa vuelta no será una vuelta atrás sino hacia adelante, un salto que hay que dar porque los patrones de comportamiento y relacionamiento cambiaron”.
A Byron Núñez, epidemiólogo y catedrático de la Universidad Central, le parece valioso este estudio, para proyectar cuántas personas tienen anticuerpos protectores y pudieran volver a sus trabajos. “Aunque no se sabe cuánto tiempo durará la inmunidad; quisiera conocer más de la muestra”.
Otra epidemióloga, Inti Quevedo, cree necesario que se transparenten los protocolos y la muestra del estudio. En Chile, comenta, el comité de expertos expone cada semana sus acciones. También pide datos sobre la protección social y la entrega de alimentos por 14 días a los contagiados.