El alemán Hansjoerg Schuetter hizo un campamento para viajeros en Yahuarcocha. Foto: Álvaro Pineda para EL COMERCIO
Lejos del hogar, Imbabura se ha convertido en la nueva casa de extranjeros que impulsan el emprendimiento social. En un afán de servicio a las comunidades donde viven desarrollan iniciativas, como un cine comunitario, un bar en donde se enseña inglés, un campamento para asistir a los viajeros de casas rodantes y una cafetería en donde se dictan cursos de microempresas productivas, entre otros.
Según el catastro de sitios turísticos del Ministerio del ramo, en Imbabura hay 50 negocios de extranjeros.
Etíenne Moine dedica su tiempo para promover el cine y el teatro. Aunque nació en Francia, este amante del cine se siente “más imbabureño que el lago Cuicocha”, bromea. Hace seis años abrió una sala para la proyección de películas en una zona rural del cantón Cotacachi.
Con dos o tres programaciones a la semana, llena el local que abrió en su casa, para acoger a 70 espectadores, por función. Entre su público están familias, niños y cinéfilos.
El ingeniero francés Etíenne Moine llevó su amor por el cine, al cantón Cotacachi. Foto: Álvaro Pineda para EL COMERCIO
Ingeniero industrial de la madera, Moine llegó a Ecuador hace 41 años. Trabajó en Guayaquil y luego se mudó a Tumbaco (Quito). Finalmente, llegó a Cotacachi buscando un ambiente tranquilo. En su nuevo hogar promueve la cultura del cine y el teatro.
El público que asiste a Ami Cine Teatro, como le bautizó, es diverso, como los habitantes de este rincón de Imbabura. Hay kichwas y afrodescendientes de la zona rural, mestizos que llegan desde la ciudad y norteamericanos que se han radicado en esta localidad.
Cada uno tiene sus particularidades, explica. Es por ello que, por ejemplo, el próximo viernes 8 de febrero de 2019, a partir de las 15:00, hay una proyección en español, para los adultos mayores que no pueden leer rápido los subtítulos en otros idiomas.
El sábado a las 10:30, ‘El capitán Escudo’, para la familia. Y, el mismo día, a las 14:00, el filme ‘The heart of life’ (‘El corazón de la vida’), en inglés, para los ‘gringos’ de la jurisdicción.
Otra novedad es que los visitantes pagan lo que pueden. Es una contribución voluntaria para cubrir los USD 150 que cuesta una proyección.
La cifra incluye el pago a colaboradores y la adquisición de películas originales. Para contar con una variedad de cintas, Ami Cine tiene un acuerdo con el cine OchoyMedio, de Quito.
En Otavalo, Monique Simpson instaló IncaZen Tea House (La Casa del Té Inca). Esta profesora de inglés, nacida en Estados Unidos, lleva cinco años en Imbabura en su tarea de enseñar su idioma.
Monique Simpson es una profesora de inglés que ofrece variedades de té en Otavalo. Foto: Álvaro Pineda para EL COMERCIO
Aunque antes residió en Japón, Corea y Paquistán y recorrió varios países de Europa y América, considera que la ‘Provincia de los Lagos’ es uno de los mejores lugares del mundo para vivir. La mayoría de sus clientes son niños, jóvenes y adultos interesados en aprender o practicar inglés.
En la parte superior de su negocio instaló un aula, para dar clases formales en las mañanas. Los cursos cuestan USD 40 al mes. Mientras que a través de Internet dicta clases dirigidas a estudiantes chinos, en la noche.
“Uno tiene que aportar con lo que tiene en el lugar que lo acoge”, explica la profesora que antes vivió en Loja e Ibarra.
Mientras prepara una amplia variedad de bebidas calientes y frías conversa con los visitantes. Habla pausadamente sobre música, geografía, literatura, en su lengua materna, en un afán de que todos la entiendan. Cuando alguien no pronuncia bien, le corrige con una amplia sonrisa.
Otro enamorado de Imbabura es el alemán Hansjoerg Schuetter, un solidario con los viajeros. Este ingeniero naval llegó a Ecuador en el 2009. Luego de recorrer el país decidió quedarse a vivir, atraído por el clima al que él denomina eterna primavera. Tiene un predio de 12 hectáreas a orillas de la laguna de Yahuarcocha. Construyó una cabaña para vivir. Pero un viajero austriaco le pidió que le dejara estacionar su carro-casa.
Tras varias semanas otro turista suizo y luego un alemán le pidieron lo mismo. Así surgió la idea en el 2016 de construir un campamento para las casas rodantes. El lugar lleva el nombre de Finca Summerwind (Vientos de Verano). Ahora hay cuatro cabañas y espacio para 20 carros.
Los viajeros pagan USD 6 por persona y pueden acceder a duchas calientes, abastecerse de energía eléctrica y agua potable. También, utilizar una
Schuetter es conocido como el ángel de los viajeros y tiene la fama de que puede ayudar a solucionar problemas de salud, mecánicos y trámites de viaje.
En el centro de Ibarra, la colombiana Ana Lucía Palacios abrió hace cinco años El Quinde Café, para promover la cultura de consumo de esta bebida, pero también educa.
A la par organiza en su local talleres para la generación de emprendimientos productivos, para mujeres. También ofrece cursos de arte terapia para víctimas de la violencia.