Francisco Velasco
Contrariamente a lo que cree el presidente Correa y varios de sus colaboradores, a él no se lo eligió para que sea el emperador ni el rey del Ecuador con poderes absolutos e ilimitados, sino que simplemente se le ‘encargó’ el Poder Ejecutivo del Estado por 4 años.
Por lo tanto él es un ‘empleado público’ más, jefe del resto de empleados públicos pero no jefe del resto de ecuatorianos. Ya es hora de que él, todo el oficialismo, y sobre todo, el resto de ciudadanos nos demos cuenta de esto y se acaben los insultos, el abuso de poder, la prepotencia, el separatismo y en general la actitud despótica por parte del Gobierno.
NEBOT Y POSORJA
Cristóbal Serrano Dueñas
Una vez rescatada la función del Puerto Marítimo de Guayaquil, de gallina de los huevos de oro de contrabandistas y de poderosos que lo manejaron siempre, a un puerto de servicio para el bien de la República, aquellos se quedaron desguarnecidos para seguir esquilando al país.
¿Qué hicieron? Pues como saben donde está la plata fácil pensaron en el puerto de aguas profundas de Posorja. Allá llevarían los barcos del otro puerto, volverían a tener la sartén por el mango y a seguir enriqueciendo sus arcas. Nuevamente, a través de la figura municipal, o de alguna fundación, o de cualquier acto de magia barata o de omisión burocrática, pondrían a sus pies el servicio portuario.
Sin embargo, y no contaban con eso, el Gobierno quiere crear el cantón Posorja. Por eso el grito macondiano del Burgomaestre, en el discurso del 11de febrero, en medio del paroxismo verbal: ¡Correa quiere quitar el mar a Guayaquil! Algo espera cosechar. Entre tanto, los guayaquileños llenarán una vez más las playas de Salinas en Carnaval, aquellas que el Gobierno les quitó cuando creó la provincia de Santa Elena.
EL ‘REPENSADOR’
Raúl Córdoba Avilés
Emocionado creí que estaba mirando la escultura monumental realizada en bronce por Auguste Rodin, llamada ‘El Pensador’, representado por un personaje cuya fuerza contenida en los músculos de su vigoroso cuerpo parece revelar el impulso de los deseos y las dudas que acechan al hombre. Rodin, con esta escultura, quiso decir a la humanidad que el verdadero infierno se encuentra en el fondo del alma, en sus aspiraciones inalcanzadas y tormentos interiores.
Pero la emoción se me desvaneció cuando me di cuenta que lo estaba mirando era la genial caricatura de Roque, que publicó EL COMERCIO el domingo 14 de febrero, bajo el título “El Repensador”, en donde el personaje caricaturizado, seguramente cansado luego de la última marcha en Guayaquil, se sienta sobre una roca a preguntar: “Y ahora…, por las buenas o por las malas ¿Qué hago?”.
Pero la frase del filósofo Séneca que precisamente y por coincidencia se encuentra encima de esa caricatura, parece venir en su auxilio, para consolarle “Si quieres vivir feliz, no te importe que te crean tonto.”
Sobre un artículo de Fernando Larenas
Romeo Cordovez
Ni a Correa ni al Gobierno les interesa la realidad. Si hubiese volado un helicóptero y en consecuencia se hubiesen obtenido varias tomas aéreas, se habrían dado cuenta no solo el Gobierno, sino el país entero, de la magnitud de la manifestación.
Ahora estos modernos ‘torquemada’ se permiten con cinismo expresar que 60 000 personas asistieron; pero solo la plaza de San Francisco, llena, tiene un aforo de 80 000 personas.
Pero no importa; la prepotencia, el desprecio, la arrogancia, tienen patas muy cortas. Para la libertad no existen plazos ni tiempo. Siempre llega.
Sobre “el poco eco” de El Telégrafo
Gustavo Pérez Ramírez
Ante su insistencia en que “El Telégrafo tiene poco eco en los lectores”, me permito darle mi testimonio.
Hasta noviembre de 2009 fui columnista dominical de un diario ecuatoriano que me retiró su espacio porque me invitaron a escribir en El Telégrafo. Aquí escribo dos veces por mes y en este corto tiempo he recibido reiterados y muy estimulantes mensajes de mis lectores, eco que supera en cantidad al que escuché en casi 10 años de escribir para el otro diario.