Alejandro Ribadeneira
Agradecer al Señor por los alimentos para luego masacrar a los enemigos no es precisamente un modelo de cristianismo. Mas, para los hermanos Albert y Allen Hughes, puede ser lo único que nos quede después de una guerra que arrase con la humanidad.
Los Hughes dirigieron ‘El libro de los secretos’, el cual se estrena hoy en las salas de Ecuador y que ofrece su visión, algo escalofriante, de lo que puede convertirse el mundo si la humanidad continúa en sus minuciosos esfuerzos por destruirse a sí misma.
Lo mejor de la cinta es, precisamente, la ambientación del postapocalipsis. Las carreteras cuarteadas, las ciudades reducidas a escombros, el vestuario, los vehículos y, sobre todo, los horizontes repletos de nada ubican al espectador en un mundo asfixiante, donde escasean el agua, la comida y hasta la esperanza.
Esta idea está reforzada por la fotografía de tonos grises y la tensionante música que acompaña las aventuras de Eli, el protagonista. Todo este aspecto es redondo.
Lo que no tiene igual grado de aceptación es el guión, cuyas aristas pueden fascinar a algunos y chocar a otros.
Eli es un viajero solitario que recorre lo queda de Estados Unidos, 30 años después de que una guerra casi arrasara con la humanidad. Encarnado por el actor Denzel Washington, el viajero busca el oeste. Carga un libro al que considera muy valioso. No quiere problemas. Los que se meten con él terminan hechos puré. Donde pone el ojo, pone el machete.
Washington vuelve a demostrar que es un actor que se entrega en cada papel. Desarrolla con naturalidad los detalles de su personaje (el iPod, la búsqueda de agua, los pañuelitos de KFC, los rezos…) y lo vuelve creíble.
La historia muta en una trama de vaqueros como las películas de antes, en las que hay chicos malos, chicos muy malos y una dama en apuros. ¡Hay hasta la infaltable cantina!
Los Hughes compensan esta vacilación con una estupenda puesta en escena del pueblito y, de premio, ponen en escena a un villano delicioso.
Gary Oldman se luce en su papel de cruel gobernante en un pueblo de ladrones y pistoleros. Es tan malvado que prefiere leer la biografía del dictador fascista Benito Mussolini antes que leer ‘El Código da Vinci’. Aunque lo mejor de este aprendiz de dictador, además de sus diálogos, es su carga simbólica de la codicia humana: el mundo está casi destruido, pero él quiere gobernarlo de todas maneras.
‘El libro de los secretos’ también acierta con el ritmo del relato (se lo disfruta sin mirar el reloj) y con la dosificación de la información, lo cual deja pendiente al espectador de lo que está por suceder.
En cambio, generará controversia con su desenlace, carente de verosimilitud, y su trasfondo religioso, cuya carga de acidez no terminará por convencer ni a los ateos ni a los creyentes. Claro que, lo que cuenta para los Hughes, es recordar que la fe siempre es ciega, incluso para ir al cine.
La ficha técnica
Título: El libro de los secretos
Dirección: Albert Hughes y Allen Hughes
Guión: Gary Whitta, quien firma con esta cinta su primer trabajo en Hollywood
País: Estados Unidos
Año: 2010
Duración:118 minutos
Curiosidades: Las escenas de lucha del el actor Denzel Washington fueron coreografiadas por Jeff Imada, quien supervisó las peleas en la trilogía de ‘Jason Bourne’. El actor no utilizó dobles.