El lider del partido Syriza, Alexis Tsipras, después de su discurso en Atenas. Foto: Aris Messinis / AFP
Entre el fervor de sus partidarios y los sondeos unánimes que pronostican su victoria, nada parece impedir que Alexis Tsipras, líder del partido de izquierda radical Syriza, se convierta el próximo domingo, 25 de enero de 2015, en el primer jefe de un gobierno europeo abiertamente antiausteridad.
Pese a ello, Tsipras, de 40 años, advirtió a la multitud congregada el jueves por la noche en la plaza Omonia, en Atenas, que la tarea será “difícil” y que posiblemente se produzcan “grandes enfrentamientos”.
Aun así prometió que con Syriza en el poder Grecia negociará con sus aliados europeos “con firmeza y determinación” la restructuración de su deuda “odiosa e insostenible”, que supone en la actualidad el 175% del PIB griego, unos 300 000 millones de euros.
Se trata de un discurso que los griegos, tras seis años de recesión y con un desempleo aún por encima del 25%, desean oír. Los sondeos son unánimes: el partido de Tsipras ganará el domingo, por delante de la Nueva Democracia del actual primer ministro conservador Andonis Samarás, en el poder desde 2012.
Según las encuestas, la distancia entre ambos iba de los dos puntos el jueves por la noche (32,1% frente al 30,1%, según el instituto Metrisi para el sitio web Provocateur.gr) a los nueve (30,2% frente al 20,3%, según Palmos Analysis para TVXS.gr)
La victoria anunciada de Syriza da alas a otros partidos de la izquierda radical europea como el español Podemos, cuyo líder, Pablo Iglesias, llegó a Atenas para apoyar a Tsipras.
Frente la multitud alegre ondeando banderas al viento, ambos hombres se abrazaron en el escenario, mientras resonaba la emblemática canción partisana “Bella Ciao”.
“Un viento de cambio democrático sopla en Grecia. En Grecia ese cambio se llama Syriza, en España se llama Podemos”, dijo en griego Iglesias, aclamado por los presentes.
En Francia, el líder del partido de izquierda (PG) , Jean-Luc Mélenchon, predijo un “efecto dominó”, una “primavera europea” de los pueblos. Incluso la dirigente de extrema derecha Marine LePen apoyó a Syriza, que declinó la “simpatía falsa y repulsiva” del Frente Nacional francés.
No habrá coalición con los emisarios del ‘Memorándum’
El viernes, Tsipras prosiguió su maratón electoral, con una rueda de prensa en Atenas y un último mitin público en Heraklion, en Creta.
“Va a ganar, cambiar el sistema y crear más justicia para los pobres”, se emocionaba el jueves Maria, controladora aérea, en el acto en Atenas.
Tras los recortes impuestos al país por sus acreedores, la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), a cambio de 240 000 millones de euros en préstamos, el gobierno de Samarás logró un tímido crecimiento desde mediados de 2014 (sin contar la carga de la deuda), y un cierto éxito en los mercados de compra de deuda en abril.
Pero estas mejoras no han rozado la vida de los griegos, que siguen hartos de la mala situación, y más aún cuando el país sigue enfangado en el programa de ayuda de la UE, que ha debido extenderse dos meses más, hasta finales de febrero, mientras Grecia se esfuerza por obtener los 7 000 millones esperados para esa fecha.
Tsipras advirtió el jueves de que no tiene intención de formar gobierno “con los emisarios del Memorándum” (firmado con la Troika para obtener el rescate por los socialistas del Pasok y Nueva Democracia).
También pasó por alto la cuestión aún no resuelta de con quién se aliará para obtener una mayoría absoluta en el parlamento griego, en caso de no obtenerla por sí solo el domingo con el bonus de 50 escaños que se lleva por ley el vencedor.
Los medios financieros se mantienen a la espera del resultado electoral. La bolsa de Atenas, que ha perdido casi un cuarto de su valor desde diciembre ante la perspectiva de una eventual victoria de Syriza, avanzaba más de un 5% el viernes a mediodía, tras el anuncio del Banco Central Europeo (BCE) la víspera de un vasto programa de compra de deuda pública europea.
El FMI aseguró que ni siquiera se plantea la hipótesis de una salida de Grecia del euro -conocida como “Grexit”-, el espectro agitado por los mercados en caso de victoria de la izquierda radical.
En Atenas, Samarás tratará por última vez de impedir una Grecia liderada por “un primer ministro norcoreano”, última ocurrencia dentro de una campaña basada en el miedo y la exageración.