En el norte de Quito, unas 200 personas hicieron fila en las afueras del colegio Luciano Andrade Marín para ejercer su derecho al voto. Foto: Evelyn Jácome/ EL COMERCIO.
A las 07:45 de este domingo 07 de febrero del 2021, más de 200 personas hacían fila alrededor del colegio Luciano Andrade Marín, en el sector de San Carlos, en el norte de la capital.
Bajo un intenso sol, ubicados una detrás de otro a dos metros de distancia, los ciudadanos esperaban ingresar al recinto electoral para ejercer su derecho al voto. La fila de personas empezaba en la puerta de ingreso del centro educativo y se extendía al menos seis cuadras, dando la vuelta la manzana entera.
A diferencia de años anteriores, no hubo ventas ambulantes ni puestos de comida en los alrededores del plantel. La zona estaba completamente despejada y unos 20 policías resguardaban el lugar.
El Municipio de Quito informó esta semana que en total 5 000 agentes participarían en el control de las vías, del cumplimiento de las normas de tránsito y del buen uso del espacio público. En este recinto no se observaron aglomeraciones; todo lo contario, las personas esperaban en orden y la fila avanzaba con relativa rapidez.
A esa hora, las personas debían esperar alrededor de 25 minutos para poder ingresar al colegio. En el interior, se registró poco movimiento. Algunas mesas tenían hasta 10 personas enfiladas para poder sufragar, pero todos guardando el respectivo distanciamiento. En la mayoría de juntas no se observaba filas.
Mientras, personal militar colaboraba con el mantenimiento del orden y guiaban a las personas que desconocían en qué mesa votaban.
En la mayoría de las juntas, las personas tardaban como máximo tres minutos en sufragar. En el interior, todos los miembros de mesa usaban mascarilla y alcohol. Solo podían ingresar dos personas a la vez.
Dentro del establecimiento educativo había señalización que indicaba a las personas el sentido de circulación. La entrada fue por una puerta y la salida, por otra, para evitar aglomeraciones.
Una vez afuera, una sola persona ofrecía el servicio de emplasticado del documento, a diferencia de ocasiones anteriores donde decenas de personas rodeaban al votante y trataban de persuadirlo. No obstante, en 10 minutos, nadie accedió a ese servicio.
La gente salía y prefería caminar de prisa sin detenerse para retomar sus actividades de domingo. A las 08:50, la fila de personas casi se duplicó, y algunas comenzaron a quejarse.
María Acosta, quien vive a una cuadra del colegio, se acercó a uno de los policías y le preguntó si podía abrir su tienda y vender aguas y ‘snacks’, y el agente le respondió que sí, pero que debía tener la licencia de funcionamiento para poder hacerlo.
Acosta contó que años anteriores llegaba a vender hasta USD 300 en un solo día. Ella espera vender unos USD 100.
Más al norte, en la Escuela Sixto Durán Ballén, la fila de votantes también daba la vuelta la manzana y pasaba por las avenidas De la Prensa y Mariscal Sucre. Un ambiente similar se vivió en el Colegio Andrés Bello. Hasta las 09:30, en ninguno de los dos puntos se observó puestos de comida ni aglomeraciones.