Siete escuelas de Esmeraldas están destruidas. Las lluvias y los desbordamientos de varios ríos, registrados el pasado fin de semana, causaron severos daños en la infraestructura escolar de la provincia. Las afectaciones complican el retorno a clases.
“En algunas escuelas el agua llegó hasta el techo y después quedaron llenas de lodo. Solo se logró rescatar los pupitres que eran de plástico”, dice Yoryi Nazareno, presidenta de la Unión Nacional de Educadores (UNE), en Esmeraldas.
El Ministerio de Educación identificó 33 instituciones afectadas hasta el pasado 7 de junio del 2023. Siete planteles fueron declarados como pérdida total y otros diez han sido adecuados como albergues temporales para acoger a 1 500 personas.
La provincia registra 793 establecimientos educativos y 8 915 estudiantes matriculados.
Planes para regresar a clases
La ministra de Educación, María Brown, indicó que se trabaja en un plan para reubicar a 900 estudiantes en uno de los planteles destruidos en el cantón Quinindé. Para los otros aún se delinean estrategias y se piensa en una reconstrucción total.
Esto debido a que quedaron destrozados tras los desbordamientos: paredes derribadas, útiles escolares inservibles, baterías sanitarias inutilizables… El agua incluso se llevó la colación escolar.
El Ministerio ha fijado un plazo de dos semanas para terminar la limpieza y recuperación de las demás escuelas golpeadas por el temporal en los cantones Esmeraldas, Muisne, Atacames, San Lorenzo, Río Verde y Quinindé.
También se organiza un proceso de educación a distancia, para retomar las clases. Brown aclaró que no será virtual, ya que las localidades afectadas tienen dificultades en el acceso a Internet y carecen de dispositivos tecnológicos.
Apoyo físico y emocional
Sin libros, sin uniformes, incluso sin casas. Esa es la realidad de cientos de estudiantes en Esmeraldas debido al temporal, según la presidenta de la UNE en la provincia. “Lo perdieron todo; solo pudieron salvar sus vidas. Por eso exigimos que el Gobierno entregue kits escolares para que los chicos puedan retomar las clases”.
La dirigente también pide que se activen brigadas de contención emocional y que se fortalezcan los Departamentos de Consejería Estudiantil para dar apoyo psicológico a los estudiantes y sus familias.
La inseguridad que acecha a la provincia, por la operación de bandas criminales, ya era un grave problema. Ahora, las inundaciones han profundizado el impacto psicológico en niños y adolescentes.
“Incluso los maestros necesitamos ese apoyo, porque también hemos sido afectados –dice Nazareno, presidenta de la UNE-. Nuestro material de clases se ha perdido y es doloroso ver la situación de nuestros estudiantes”.
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