Redacción Negocios
Los efectos de la contaminación petrolera por la eliminación de aguas de formación (tóxicas) se sienten con más fuerza en los bosques estacionalmente inundables, como es el caso de la Región Amazónica que es un ecosistema muy frágil.
Esto se debe, según el decano de la Facultad de Ingeniería Química de la Politécnica Nacional, Ernesto de la Torre, a que las aguas de formación tienen un alto contenido en sales (cloruro de sodio y otros) y metales pesados asociados como níquel, plomo, vanadio que son componentes altamente contaminantes.
Según el Ministerio de Ambiente, muchos organismos de agua dulce no son tolerantes a altos niveles de salinidad.
Algunos contaminantes asociados con el crudo provocan alteraciones en las comunidades de peces, aumentan las poblaciones de las especies más resistentes, y desaparecen o disminuyen las poblaciones de las especies que menos resistencia tienen.
La información de Ambiente acota que también pueden darse algunas mutaciones en los peces, algunos salen con una aleta de más, o son enanos. En consecuencia, esto amenaza la seguridad alimentaria de las comunidades.
Además se presentan casos de envenenamiento crónico de las personas que se abastecen de esta agua y que ingieren estos peces.
Debido a la complejidad del tema, el Ministerio de Ambiente exigió a Petroproducción un adecuado análisis de las alternativas de la metodología de remediación en función del tipo de contaminante, área afectada, tiempo de remediación, entre otros.