La prisión de Guantánamo es la página gris de la lucha contra el terrorismo. Foto: Archivo / EL COMERCIO
Redacción Mundo y AFP (I)
Las revelaciones sobre las torturas de la CIA a presuntos miembros de Al Qaeda provocaron indignación en Estados Unidos y en el mundo, pero es poco probable que afecten a la Agencia de Inteligencia estadounidense. El informe que el Senado de ese país publicó el martes, que detalla las torturas a prisioneros y las mentiras de la CIA, es abrumador.
La Agencia de Inteligencia estadounidense es desde hace décadas blanco recurrente de críticas por sus controvertidas operaciones, que a menudo terminan en fiascos.
Así, el fracasado desembarco en Bahía de Cochinos, en Cuba, a principios de los años 1960, el caso Irán-Contras en los años 1980 y los informes falsos sobre armas de destrucción masiva en Iraq a principios de los años 2000 fueron otras tantas ocasiones para que sus detractores señalaran con el dedo a la CIA.
Pero a pesar de que la reputación de la Agencia ha recibido un serio golpe con las detalladas y molestas revelaciones sobre el trato reservado a los prisioneros y las mentiras a la Casa Blanca y el Congreso, la CIA seguirá siendo un organismo vital del espionaje y la recolección de información en todo el mundo. Así lo señala Michael Mathes, que escribe para la AFP desde Washington.
Los recursos para financiarla han aumentado en miles de millones de dólares en los años posteriores a los atentados del 11 septiembre de 2001. La CIA dirige una flota de drones que matan regularmente a combatientes enemigos y dispone de cada vez más personal.
A pesar de que la demócrata Dianne Feinstein, presidenta de la Comisión de Inteligencia del Senado, quien redactó el estremecedor informe sobre la aplicación de torturas, describió las acciones de la CIA como una “mancha en nuestros valores y nuestra historia”, la mayoría de los miembros del Congreso apoya esas operaciones secretas, porque las consideran esenciales para combatir a adversarios como el grupo Estado Islámico (EI).
Y a pesar de las conclusiones del informe de Feinstein sobre la ineficacia de las torturas, la CIA insiste en que sus brutales interrogatorios permitieron extraer informaciones cruciales para, por ejemplo, permitir localizar a Osama Bin Laden, muerto en 2011.
“La administración Obama y muy ciertamente las siguientes continuarán apoyándose en la CIA para el trabajo tradicional de recolección de información y las operaciones antiterroristas en el mundo”, sostiene a la AFP William Banks, experto en inteligencia y director del Instituto para la Seguridad Nacional y Antiterrorismo en la Universidad de Siracusa.
La CIA ha realizado operaciones riesgosas bajo todas las presidencias estadounidenses desde su creación en 1947. Dispone de poderes únicos para espiar, chantajear e incluso matar a enemigos de Estados Unidos en el mundo.
Sus misiones adquirieron aún más importancia tras el 11-S de 2001, cuando la persecución de terroristas se convirtió en la piedra angular de la estrategia de Washington para impedir nuevos atentados.
Incluso los críticos más duros de la agencia, como el senador demócrata Mark Udall, apoyan las misiones esenciales de la CIA. Y tras media hora de críticas intensas en el Senado, donde lamentó que la agencia “se niegue a reconocer lo que ha hecho” y pidió la renuncia de su director, John Brennan. Udall afirmó que el informe sobre las torturas podría tener, a fin de cuentas, un impacto positivo sobre la CIA.
No obstante, para la ONU “el informe confirma lo que la comunidad ya sabía. Estamos en presencia de una política que fue orquestada desde el Estado y que permitió flagrantes violaciones de los derechos humanos”, dice Ben Emmerson, relator de derechos humanos.
Ante la presión, el director de la CIA reconoció el jueves que algunos de sus agentes habían utilizado métodos de interrogatorio “detestables” después del 11-S. Pero también defendió el trabajo de su agencia en un periodo marcado por el miedo a “otros ataques terroristas”.
En una rueda de prensa inédita en la sede de la CIA en Langley, Virginia, Brennan afirmó que “no hay ningún medio para saber si ciertas informaciones obtenidas (gracias a esos métodos), pudieron haber sido obtenidas por otros medios”.
¿Cuáles fueron las brutales torturas de la CIA a los presos por terrorismo?
Rehidratación rectal. Al menos cinco hombres detenidos por la CIA recibieron “rehidratación rectal”, es decir, eran obligados a ingerir comida, como hummus o pasta, y agua a través del recto.
Muertos por hipotermia. En 2002, a Gul Rahman lo habían mantenido desnudo de la cintura para abajo, y encadenado al piso de cemento de una prisión secreta de la CIA en Afganistán.
El submarino. El informe del Senado confirma el uso de la polémica técnica del “submarino”, de ahogamiento simulado, que causaba en los detenidos vómitos, convulsiones y desmayos.
180 horas sin dormir. A algunos prisioneros se los mantuvo sin dormir por hasta 180 horas, a veces con las manos atadas sobre sus cabezas, lo cual provocaba alucinaciones en los prisioneros.
Ruleta rusa. Un agente de la Agencia de Inteligencia no identificado sometía a un detenido al perverso juego de la ruleta rusa. Lo apuntaba con una pistola y disparaba, sin que él supiera si tenía balas.
Envueltos en plástico. Agentes de la CIA sacaban a gritos a un detenido, lo desnudaban, lo envolvían con una cinta de plástico y lo tiraban violentamente al piso; lo paseaban golpeándolo…