Washington. AFP
El Senado estadounidense votó a favor de comenzar formalmente el debate del proyecto de Ley sobre la reforma del sistema de salud de Estados Unidos, que promueve el presidente Barack Obama.
Al calor del debate
Estados Unidos es el único
de los países democráticos industrializados de gran envergadura que no posee un seguro médico universal, con lo que deja a 35 millones de sus ciudadanos sin cobertura.
El líder de la minoría republicana, Mitch McConnell, alertó contra la aprobación de este programa “extremadamente costoso, cuando nuestros acreedores internacionales, los chinos, nos dan lecciones sobre nuestra deuda”.
El líder de la mayoría demócrata, Harry Reid, contestó que los republicanos gastaron miles de millones de dólares para financiar “la guerra innecesaria de Iraq”, bajo el anterior mandato presidencial, el de George W. Bush.
Entre menciones a la memoria del difunto senador Edward M. Kennedy, defensor de políticas de salud progresistas durante décadas, los demócratas cerraron filas para que el histórico proyecto pasara a debate en el Pleno del Senado. Los demócratas lograron obtener 60 votos sobre 100. Eso necesitaban para iniciar los debates y proceder el 30 de noviembre a la votación de esta ley . Entonces sí podrá ser aprobada con mayoría simple. Los dos legisladores independientes del Senado se unieron a los 58 demócratas para lanzar lo que se anticipa será una larga lucha contra la oposición de 39 de los 40 republicanos. El senador republicano de Ohio, George Voinovich, no votó.
“El Presidente se siente gratificado de que el Senado haya actuado para comenzar a considerar la legislación de reforma del seguro de salud”, dijo el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs.
“El histórico voto está un paso más cerca de terminar con el abuso de las compañías de seguros. Va a contener los crecientes costos de cobertura de salud. Va a brindar estabilidad y seguridad a quienes tienen seguro de salud. Finalmente extenderá la cobertura de salud de calidad a quienes carecen de ella. El Presidente espera un debate riguroso y productivo”, agregó el portavoz.
El texto prevé, entre otros puntos, la implementación de una alternativa pública de cobertura de salud para competir con las aseguradoras privadas. Esta cobertura, cuyo costo se estima en USD 848 000 millones hasta 2019, debería permitir a su vez ahorrar y reducir el déficit presupuestal estadounidense de USD 130 mil millones en el mismo período.
La iniciativa de ley busca extender la cobertura médica a unos 35 millones de estadounidenses que carecen de ella, combatir ciertas prácticas de las compañías de seguros, que niegan o diluyen las prestaciones, y frenar la escalada nacional de gastos médicos. Las empresas aseguradoras suelen negarse a aceptar a clientes con enfermedades previas.
El proyecto obliga a los estadounidenses a tener un seguro médico entre varias opciones, incluida la pública, e impone multas a las aseguradoras que niegan cobertura a personas con condiciones médicas preexistentes.
Los republicanos consideran que la “opción pública” es una injerencia del Gobierno en el sector privado, que no mejorará el cuidado de la salud ni reducirá sus costos y tampoco disminuirá el déficit fiscal. Los partidarios del plan de Obama insisten en que es la mejor solución a los problemas del actual sistema de salud. El sistema actual excluye a más de 35 millones de personas de la cobertura, tiene costos exorbitantes y ofrece pocas opciones.
La aprobación del proyecto de ley por el Senado obligaría a este y a la Cámara de Representantes, que aprobó su propio texto sobre la reforma del sistema de cobertura médica el 7 de noviembre, a negociar un acuerdo. El Senado y la Cámara de Diputados deberán luego aprobar este acuerdo antes de someter la ley al Presidente para su ratificación y promulgación.
Los republicanos se esfuerzan por prolongar la batalla para la reforma del sistema de salud hasta el año próximo. Con eso esperan que la perspectiva de las elecciones legislativas de mediados de mandato, en noviembre de 2010, obligue a los demócratas elegidos por los estados más conservadores a votar contra la reforma.