Copenhague. Ansa, AFP y DPA
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El segundo día de la cumbre sobre el cambio climático en Copenhague estuvo marcado por el optimismo. Ese ambiente se vivió ayer luego de que la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) decidiera catalogar las emisiones de dióxido de carbono (CO2) como nocivas.
Esa decisión es considerada como algo que da mayor libertad al presidente Barack Obama para las negociaciones en la cumbre.
“Es algo extraordinariamente destacable”, señaló en medios daneses el responsable de la ONU para asuntos del cambio climático, Yvo de Boer.
Con ello, destacó, la Casa Blanca puede tomar decisiones por sí misma para regular las emisiones de gases nocivos para el medioambiente, incluso si no cuenta con una mayoría en el Senado.
No obstante, puntualizó que sería preferible que la Cámara Alta diera luz verde a la reducción de emisiones. “La aprobación por parte del Senado, que incluiría una solución para hacer uso del comercio de emisiones, sería la solución más rentable”.
Antes, la organización medioambiental WWF había saludado también la nueva directriz de la EPA, que califica las emisiones de CO2 como nocivas para la salud. Obama tiene ahora “en la mano un nuevo as y un plan B” para la lucha contra el cambio climático, señaló el representante danés de WWF, John Nordbo.
Agregó que Estados Unidos puede ahora volver a ganarse “el respeto de otros Estados, después de haber estado mucho tiempo a la defensiva en lo que respecta a la política climática”.
La decisión de la EPA “muestra que el Gobierno de Estados Unidos está decidido a combatir el peligroso cambio climático”, dijo por su parte la portavoz de WWF, Keya Chatterjee.
El mundo escuchará “atento”, agregó, cuando Obama llegue la próxima semana a Copenhague para participar en la cumbre. Desde la Casa Blanca se anunció que el Presidente estadounidense pudiera llegar para los dos últimos días de la cumbre.
Y Chatterjee señaló que Obama hiciera de la política climática el segundo punto central de sus proyectos legislativos, después de la reforma sanitaria.
EE.UU. quiere fijar una reducción del 17% de sus emisiones de CO2 en relación con las de 2005, algo que equivale a solo un 3 ó 4% en relación con 1990. Pero el pedido de los países en desarrollo es que sea al menos en 40%.
La Unión Europea tiene previsto anunciar una reducción de 20 o incluso 30% de sus emisiones en comparación con 1990.
El senador demócrata John Kerry interpretó la decisión de la EPA como un mensaje al Congreso de avanzar. En caso contrario, la Cámara de Representantes corre el riesgo de que Obama obre por su cuenta, comentó.
Sin embargo, el ámbito empresarial y los republicanos lanzaron advertencias contra iniciativas por cuenta propia.
Con su decisión de catalogar los gases de efecto invernadero como “nocivos para la salud”, la EPA reacciona a una sentencia del Tribunal Supremo estadounidense de 2007. Bajo el mandato del ex presidente George W. Bush, la EPA se mantuvo inactiva, pero pocas semanas después de la investidura del nuevo Presidente dio señales de un cambio de postura.
El lunes el Gobierno de EE.UU. había arremetido contra especulaciones que afirman que los gases de efecto invernadero son un “invento” de científicos. Las conclusiones a las que han llegado científicos sobre el calentamiento de la Tierra son sólidas, subrayó el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs. Sus declaraciones se produjeron en reacción al robo de cientos de correos electrónicos de un renombrado centro de investigación británico. Poco antes de que arrancase la cumbre las cartas fueron publicadas y valoradas por adversarios a la introducción de medidas de protección medioambiental como evidencia de la manipulación de datos de investigación científica del clima.
Entre tanto, China insistió ayer en pedir a los países desarrollados “compromisos concretos” y “transferencia de tecnología” hacia a los países pobres para afrontar el cambio climático. Pero la Unión Europea reiteró que no habrá acuerdo vinculante en Copenhague, mientras que los 130 países miembros del G77 rechazaron una propuesta danesa.