Alumnos del colegio Juan Montalvo revisan sus notas en la puerta del establecimiento.´Foto: Diego Ppallero / EL COMERCIO
A Nicolás le gusta el rock. Cada vez que salía de clases en el Colegio Juan Montalvo, de Quito, se dirigía a su casa y se dedicaba a tocar las canciones de Héroes del Silencio con la guitarra. Admite que descuidó los estudios y se quedó a supletorios en Historia, Física, Química, Matemática y Emprendimiento.
El alumno, de 17 años, cursa el segundo año de bachillerato y está preocupado. Sus padres se enojaron y le amenazaron con quitarle la guitarra.
Las clases terminaron en la Sierra y Amazonía. Tras los exámenes finales, un grupo de chicos disfruta ya de las vacaciones, mientras que otro se prepara para las clases de recuperación y los supletorios.
Según el Ministerio de Educación, en el ciclo 2014-2015 hubo 1,2 millones de alumnos de octavo de básica a tercero de bachillerato en la Costa, Sierra y Amazonía. El 75% aprobó sin problemas y el 23% tuvo que rendir supletorios. Al final, el 2% perdió el año.
Aún no hay cifras del 2015- 2016, que terminó la semana pasada en Sierra y Oriente. En varios planteles incluso ayer hubo juntas de curso.
Con la vigencia de la Ley Orgánica de Educación Intercultural (marzo del 2011), los alumnos tienen la oportunidad de rendir tres evaluaciones extras para aprobar el año, según los promedios que obtuvieron por aprovechamiento. Los exámenes supletorio, remedial y de gracia son las alternativas de los estudiantes para aprobar el año. El último se rendirá antes del inicio de clases en septiembre. La nota mínima a obtener es 7 sobre 10.
La normativa también señala que los establecimientos deben ofrecer clases de refuerzo 15 días antes del supletorio. Nicolás y su amigo, Isaac, asisten a esas jornadas. El segundo no pasó en Emprendimiento, Física, Matemática y Lenguaje. Admite que no hacía los deberes y se distraía jugando fútbol.
Dos de tres rectores de colegios consultados coinciden en que el nuevo sistema de quimestres, desde el 2012- 2013, en la Sierra ha ayudado a que disminuyan los alumnos suspensos. Las cifras del Ministerio de Educación indican que en ese período, 17% de los chicos, bajo el régimen Sierra y Amazonía, rindió supletorios; en el 2013- 2014 fue el 7%, y en el 2014- 2015, 12%.
Tres rectores de colegios y un psicólogo educativo apuntan que aumentan los casos de padres que descuidan a sus hijos y eso pesa en lo académico.
La psicóloga del Colegio Primicias de la Cultura de Quito, Adriana Quilachamín, señala que hay disfunción familiar. No solo por el abandono de los padres migrantes sino porque se concentran en trabajar y sus hijos se quedan solos. “No generan hábitos de responsabilidad en el hogar, no hay guía (…) Se creen grandes al ser adolescentes y no es así”.
Martha Lozano es la rectora del Juan Montalvo, en donde se quedó a supletorio la mitad del alumnado en el 2014-2015 (más de 1 000 jóvenes). Cuenta que la falta de interés de los padres es preocupante. El problema llega al punto que, en un paralelo de 40 alumnos, máximo la mitad de sus representantes asiste a reuniones en las que se entregan notas quimestrales.
Para Gustavo Ramos, rector del Rudolf Steiner, influye el hecho de que los padres se separan y luego consiguen nuevas parejas. A veces se descuidan de sus hijos. En ese plantel hay 500 chicos y, el ciclo antepasado, se quedó el 10% a supletorios; una perdió el año.
Los padres de Nicolás tienen un negocio de comidas rápidas en el norte de Quito. No podían estar pendientes de él. Ahora, lo apoyan para que pase el año.
Los supletorios en la Sierra y Amazonía se tomarán entre el 16 y 18 de julio, para el tercero de bachillerato. Y del 20 al 25, para el resto de alumnos.
En el Juan Montalvo, según Lozano, antes de los quimestres, el 60% de alumnos se quedaba al supletorio. Hoy es el 45%. “Hay tantas oportunidades para salvar el año que se confían”. En el caso del Manuela Cañizares, antes se quedaba más del 30%. Hoy el 25%.
Para no perder el año hay una oferta privada de clases de nivelación. Los costos por la hora varían entre USD 5 y 9.
El rector del Manuela Cañizares, William Rosero, asegura que lo más recomendable es que los alumnos tomen clases de recuperación y nivelación en sus planteles. La razón: son preparados por los mismos profesores y manejan la agenda de temas tratados en el año.
De sus 4 300 alumnos, el 30% rindió supletorios
el ciclo anterior.
Para Milton Luna, del Contrato Social por la Educación, el problema de los supletorios es cultural y parte de un sistema patriarcal. Pese a las oportunidades “dejamos todo para el último, si no hay sanciones no nos sumamos a procesos”.
En ese sentido, para Juan Pablo Bustamante, experto en educación, hay que trabajar en el desarrollo de la autonomía de los estudiantes y no enviar demasiadas tareas. Cuestiona que los padres estén pendientes al 100% de los estudios de sus hijos. “El rendimiento no es su responsabilidad, se comete el error de involucrarlos en el proceso de aprendizaje. Deben participar en muchos aspectos como lo emocional, pero no en tareas y control”.
En el día a día hay diferentes situaciones que afectan el rendimiento. Así, adolescentes a los que les afecta el cambio de plantel. Daniel, de 15 años, pasó del Sagrados Corazones al Manuela Cañizares. Cuenta que las materias variaron. La consecuencia: en las próximas sxemanas rendirá supletorios en Lenguaje, Matemática, Filosofía y Física.
Él teme perder el año. Se quedó suspenso en demasiadas materias. Si no aprueba el año, igual quiere seguir en la misma institución. “No puedo resolver un ejercicio de matemáticas solo, entonces tengo que ir a clases”. Sabe que la ley le permite matricularse hasta tres veces en un mismo establecimiento si pierde el año.
En contexto
Si un alumno obtiene un promedio de 5 a 6,9 sobre 10 puntos puede rendir un supletorio. Con el reemplazo de quimestres por los trimestres, los chicos tienen más oportunidades a lo largo del año, para reunir aportes. Y pruebas extras para no perder el año.