Seis tipos de ayuda para chicos hallados con drogas

El 5 de marzo del 2015 los agentes de la Policía continuaron con los controles antidrogas en las aulas de planteles secundarios. Foto: Cortesía/ Ministerio del Interior.

El 5 de marzo del 2015 los agentes de la Policía continuaron con los controles antidrogas en las aulas de planteles secundarios. Foto: Cortesía/ Ministerio del Interior.

El 5 de marzo del 2015 los agentes de la Policía continuaron con los controles antidrogas en las aulas de planteles secundarios. Foto: Cortesía/ Ministerio del Interior.

La mochila de Alicia siempre estaba llena. Llevaba lápices, un libro de álgebra, el cuaderno de química, un borrador, pero también había sobres con heroína que consumía a diario.

Las manos de la joven comenzaron a temblar cuando un policía descubrió el estupefaciente en medio de sus útiles escolares. Ocurrió a inicios de diciembre del 2014, en un operativo en colegios en el sur de Guayaquil.

¿Qué ocurre con los chicos que son hallados con droga? ¿Reciben atención médica? Alicia acude al Hospital Guayaquil, en el Suburbio. Allí es sometida a terapias para superar su adicción. En esto permaneció 24 horas en aislamiento después de que le encontraron psicotrópicos entre sus pertenencias. “Pensaba que me meterían a la cárcel y que no vería a mis papis”, cuenta, mientras termina su tarea de filosofía, en la sala de espera del centro asistencial.

Estadísticas oficiales advierten que 1 125 menores de edad fueron aislados en el 2014 luego de confirmar su vinculación con tráfico, tenencia y contravenciones conexas al microtráfico a escala nacional.

En el bolso de Alicia se hallaron cinco gramos de cocaína. Esta cantidad es parte de las 200 000 dosis decomisadas por la Policía en el país durante controles dentro de los centros educativos en el 2014. Las unidades confiscadas tienen un peso de entre uno y dos gramos.

En el Código de la Niñez y Adolescencia consta que para menores que cometieron infracciones se aplican medidas socioeducativas. Entre ellas constan tratamientos, amonestaciones verbales, prestación de servicios comunitarios, libertad asistida, apoyo a la familia e internamiento en centros de menores infractores.

Los jóvenes de otro plantel de Guayaquil recuerdan lo que sucedió la mañana del 13 de noviembre. Ese día, los policías aislaron a Marcelo D., de 16 años. Tenía ocho gramos de droga y fue aislado 24 horas. “El tiempo que pasé en el centro de menores lloré y me di cuenta que debía dejar la droga”.

El Consep habilitó el ingreso de la Policía a los establecimientos educativos, en mayo de 2013. Solamente en Guayas se realizaron 433 operativos, en 382 planteles educativos. Se aisló a 23 menores y se incautaron 570 gramos de droga.

La madre de Alicia, Mariela D., recibió una llamada telefónica de la Dinapen que opera en Guayaquil. Era inicios de diciembre de 2014. Le dijeron que su hija fue llevada desde su colegio a la Jefatura de Policía por tenencia de estupefacientes.

Mientras Mariela espera que su hija salga de la consulta con el terapeuta, cuenta que meses antes de lo sucedido intuía que su niña consumía psicotrópicos. La mujer recuerda que la joven comenzó a actuar de forma extraña. “No quería que nadie se le acercara mucho y quería estar metida en su cuarto”.

El comportamiento de la joven cambió después de asistir a terapias psicológicas por orden de la Fiscalía y la Dinapen. “Está más tranquila y pone atención a sus clases”, relata.

Tratamiento por consumo de droga

El psiquiatra del Hospital Guayaquil, Ernesto Tavárez, revisa los expedientes de su escritorio y afirma que desde octubre hasta diciembre de 2014 se recibieron a 1 157 menores, en edades comprendidas entre los 12 y 18 años. Estela C., madre de Marcelo, menciona que ella también presentía que su hijo “no andaba por buen camino”. Llora al recordar que su vástago le pedía más dinero de lo normal, con la excusa de que tenía que hacer trabajos escolares. “Esa plata la utilizaba comprando cocaína”.

El llanto de esta mamá le recuerda a Tavárez que los familiares de los jóvenes drogodependientes son otras de las víctimas de la adicción. “Los padres se convierten en coadictos, personas que sufren los efectos emocionales de las mentiras y actitudes del familiar dependiente. Ellos son parte de los tratamientos”.

Omar Paredes, quien se desempeñó hasta el martes como jefe de Servicio de Antinarcóticos de Guayaquil, Durán y Samborondón, recalcó que la mayor cantidad de jóvenes sorprendidos con droga reciben tratamiento en centros de salud pública o fundaciones. “La reincidencia, venta (de alcaloides) en gran medida y faltas graves pasan a un centro para menores en conflicto con la ley”. Alicia y Marcelo aseguran que en la actualidad sus mochilas solo llevan útiles.

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