Wuhan, con más de 11 millones de habitantes, ya cuenta con un hospital con capacidad para recibir a 1 000 pacientes; se levantó en 10 días. Foto: AFP
Desde este lunes 3 de febrero del 2020 Oliver, de 7 años, recibe clases a través de videos enviados por sus profesores de segundo grado. Incluso los de educación física y meditación, para calmar la mente. Él, su padre y su madre, Alexandra Cárdenas, se instalaron en Guangzhou, sur de China, en agosto del 2019.
Esta familia ecuatoriana, como el resto de ciudadanos que residen en China, sigue las indicaciones para protegerse del coronavirus. La información les llega al edificio en volantes de papel y a través de WeChat.
Hasta este lunes, 361 personas habían fallecido a causa del 2019-nCoV. Y había 17 200 casos confirmados de contagio; 150 de ellos en otros 24 países.
Algunas naciones gestionaron la opción de traer a sus compatriotas que estaban en Wuhan, ‘zona cero’ del brote. Francia es una de ellas y destinó dos lugares de cuarentena para ‘repatriados’. EE.UU. hizo lo mismo con unas 200 personas, incluidos diplomáticos y sus familias, que llegaron a una base militar. Sus muestras fueron enviadas al Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de Atlanta.
“No se nos ha cruzado por la mente dejar China por causa del coronavirus”, asegura Alexandra Cárdenas, ya que allá “la vida es más segura”.
En su condominio hay 2 160 departamentos; cuatro habitantes en cada uno.
“Nuestros amigos chinos dicen que esto pasará y que las medidas han sido extremas para contener al virus; me mandan videos y se los ve jugando ping-pong en el comedor; arreglando armarios y leyendo”.
Alexandra recalca que por ahora viven como si estuvieran en un crucero, pero sin dejar el camarote. Que les han sugerido salir lo menos posible, pero que tampoco está prohibido hacerlo; así se abastecen.
La situación es algo diferente para quienes habitan en Wuhan. Allí se han extremado medidas, por prevención.
El domingo, luego de 10 días de trabajo, el Alcalde entregó el Hospital Wuhan Volcan, con 1 000 camas. Así buscan responder a la alerta sanitaria.
Lo sabe Marcelo Toalombo, oriundo de Ambato. Como otros ocho estudiantes ecuatorianos cumplen el día número 13 de aislamiento en Wuhan. Él llegó en septiembre del 2017 para estudiar un PhD en Tecnologías de la Comunicación e Información.
Obtuvo una beca del Gobierno chino y estudia en Huazhong University of Science & Technology. Las clases están suspendidas. En estos días ha salido dos veces, para abastecerse de productos alimenticios y de aseo en los puntos señalados por las autoridades.
Lo relatan sus hermanos Óscar y Geovanny, con quienes tiene comunicación constante. “Estos sitios se abren por horas. Pero les comunicaron que hay una nueva zona roja a la que nadie podrá entrar”.
En esta zona habita Marcelo. “¿Qué pasará cuando ya no tenga alimentos y deba salir a buscarlos? Hoy solo cuenta con tres mascarillas para protegerse, en caso de salir”.
Por ello piden a las autoridades gestionar el retorno de él y de otros compatriotas. Hay 1 194 ecuatorianos en 11 ciudades chinas. Cancillería dijo, días atrás, que la OMS sugirió no repatriar a sus ciudadanos.
Esteban Ortiz, salubrista y docente de la UDLA, opina que este requerimiento es válido. El Gobierno debe identificar el número de ecuatorianos que quieren retornar y sus motivaciones. “No todos deben tener planificado volver”.
Alexandra Cárdenas, su hijo Oliver y su esposo, en el aeropuerto. Dejaron un paseo por Hong Kong, tras la alerta. Foto: Cortesía Alexandra Cárdenas
Luego hay que organizar la parte logística; es decir, contar con un avión para trasladarlos, que tenga las medidas de seguridad para evitar un posible contagio de la tripulación (trajes, mascarillas, etc.).
Lo importante -dice- es que estén en menos contacto con otras personas. Además, se debe tomar en cuenta el tipo de vuelo. Se recomienda chárter, en el que no viaje nadie más. Además, debe haber una plataforma lista para recibir a quienes tengan o no síntomas respiratorios. Y hay que monitorear a quienes vuelvan.
El sábado, un ecuatoriano de 28 años, que estudiaba en Pekín desde hace dos años, volvió al país. Hasta el domingo estuvo en el Policlínico de Riobamba, para descartar síntomas como tos, fiebre, etc.
Héctor Pulgar, coordinador zonal de Salud en Chimborazo, dijo que la vigilancia se realiza en el domicilio del joven.
Mientras, según Salud, este lunes 3 de enero del 2020 se cumplió el día 13 del monitoreo médico a los 42 pasajeros que llegaron en el vuelo con el ciudadano chino. Aún no hay resultados del caso sospechoso de coronavirus. Una de las viajeras contó que el Ministerio tampoco les ha dicho cuándo terminará su aislamiento.