Los zafreros de San Carlos dan más recursos al cantón Naranjito

Trabajadores de temporada. Tres mil zafreros firmaron contrato con el ingenio San Carlos.

Trabajadores de temporada. Tres mil zafreros firmaron contrato con el ingenio San Carlos.

AMiguel Ángel Lema y a Pablo Daquilema les diferencia la edad, pero les une el trabajo. A sus 70 y 23 años, respectivamente, comparten largas jornadas empuñando el machete para retirar la maleza de los cañaverales.

Esa fue la actividad que ejercieron, los últimos seis meses, en cultivos del sector Barrio Nuevo, en Marcelino Maridueña (Guayas). Es un cantón ubicado a 65 km al noreste de Guayaquil.

Hoy se inicia la zafra y Miguel Ángel y Pablo tienen que cortar la caña para enviar la cosecha al ingenio San Carlos, que es el dueño de los cultivos. Hace cuatro años, Pablo decidió dejar su natal Riobamba y asentarse en Naranjito, cantón vecino, ubicado a 7 kilómetros. Lo hizo para asegurar que el ingenio lo contratase todos los años.

Su paisano, Ángel Yunquilema (28 años), tomó la misma decisión. De lo que puede ahorrar, envía dinero a sus padres que viven en la capital de Chimborazo. Luego de seis años de ir y venir, echó raíces en Naranjito.

Que los zafreros prefieran vivir en este último cantón no es fortuito. Allí los arriendos son menos costosos: por una villa se paga USD 120 y pueden ingresar hasta 5 familias. Y hay cuartos de USD 30. En Marcelino Maridueña, donde están los cañaverales, en cambio, por una villa se paga hasta USD 160.

Uno de sus habitantes, Héctor Rodríguez, comerciante de ropa, cuenta que ahí existen restricciones. No se permiten hacinamientos, para mantener el orden. Eso pasa su factura. “La riqueza no queda aquí, sino que se va a Naranjito”, dice indignado.

Contrariamente, la zafra es un período que genera cierta bonanza en Naranjito. Su alcalde, Máximo Betancourth, da una cifra: el corte de la caña, que dura seis meses, reactiva la economía local en un 30%, lo que beneficia a sus 34 347 habitantes. En Marcelino Maridueña son 11 956.

Steven León, de La Casa del Arroz, cuenta de esa reactivación comercial. La capacidad económica de sus clientes aumenta entre junio y diciembre.

Los dueños de pequeños restaurantes que llegan hasta su local del centro de Naranjito, que usualmente compran medio quintal, cada dos días, llevan dos o tres quintales diarios. “Los comensales aumentan”, dice.

Las lubricadoras también mejoran su actividad. María Elena Roldán se prepara para atender 40 camiones cañeros (que transportan la caña) por mes, de los 15 que atiende. Cada transporte invierte, como mínimo, USD 75 entre cambio de aceite y lavada de carro cada 15 días.

Mientras los negocios hacen cálculos de sus potenciales ingresos, Miguel, Pablo y Ángel calculan cuánto tiempo más se quedarán para depender de la zafra. De los tres, solo Pablo espera irse pronto a Quito, para reencontrarse con su familia. Los otros dos se quedarán.

Una revisión del precio

En El Triunfo (Guayas), los cañicultores se preparan para iniciar la venta de caña a los ingenios. El principal comprador es la estatal Ecudos (ex La Troncal), que iniciará la zafra a inicios de julio.

Pero como las industrias primero se abastecen de la caña cultivada en sus predios, la mayoría de los productores independientes (el 40% de la oferta) realizará el corte de caña luego de tres meses.

Mientras tanto, esperan que el Gobierno revise el precio oficial de la tonelada de caña. Este equivale al 75% del valor del saco de azúcar de 50 kilos en fábrica, al mayorista.

El precio vigente desde hace dos años equivale a USD 20, 25 la tonelada métrica de caña. “Pero planteamos que el precio suba a USD 30, por los altos costos”, dijo Bella Vargas, dueña de 15 hectáreas.

El Gobierno prepara un consejo consultivo de la caña.

Arturo Calle resalta la urea como uno de los insumos más costosos. “Para la primera aplicación de urea compré 60 sacos para mis 15 hectáreas. Cada uno costó USD 33”, explicó. Hoy el valor cayó a USD 23.

Leonidas Arellano cree que la mano de obra tiene gran peso en los gastos. Por cuatro horas de trabajo, los jornaleros piden USD 12, explicó.

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