Yaku Pérez, entre el yoga, la bicicleta y la Prefectura de Azuay

Fotos Xavier Caivinagua.

Fotos Xavier Caivinagua.

El prefecto de Azuay, Yaku Pérez, con una de sus hijas. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO

Su forma de ser no ha cambiado. Al convertirse en Prefecto de Azuay, Yaku Pérez no ha dejado de trotar por los parques lineales de Cuenca, practicar yoga o viajar en bicicleta.

Antes de llegar al Gobierno Provincial, Pérez, de 50 años, despertaba a las 05:00 para leer o escribir. Ahora lo hace para revisar y responder correos, y resolver algunos temas pendientes.

Una hora después sale de su casa, ubicada en el centro-sur de la ciudad, para trotar. Sigue la ribera del Yanuncay, uno de los cuatro ríos que atraviesa por la capital azuaya. Por lo general, trota con una de sus hijas Ñusta, de 20 años, o Asiri, de 14. Este jueves 30 de mayo de 2019, lo hizo con la mayor y dos perros. A la altura del sector de los Tres Puentes hizo la única parada para saludar e invocar al agua, con un ritual fusión de los mundos andino e indú.

Saludó a los cuatro suyos (chinchasuyo, coyasuyo, antisuyo y contisuyo) y a las cuatro dimensiones del mundo (atrás, adelante, arriba y abajo). Recogió agua con sus manos y con eso se mojó la cara y el cabello para finalmente retornar a su casa.

Allí realiza la segunda interacción física-mental mediante la práctica del yoga, una disciplina de concentración que aprendió hace cinco años de su pareja sentimental Manuel Picq, profesora y periodista franco-brasileña. Para esta destreza acopló un cuarto donde se destaca una cruz andina.

Este ejercicio dura una hora y también lo realiza con sus hijas. Se ducha, desayuna y enseguida se dirige a la Prefectura, en el Centro Histórico, en la bicicleta que adquirió hace siete años. En la espalda lleva la infaltable mochila con algunos documentos.

El Prefecto de Azuay continúa trotando por los parques lineales de Cuenca. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO

“Está bien conservada. La compré para transportarme en la ciudad, evitar el uso excesivo del vehículo y contribuir al cuidado del ambiente”, dice mientras se desembarca y saluda con apretones de manos y palmadas con funcionarios de la institución.

“Es un ejemplo que debemos seguir”, comenta Sergio Mancero, un transeúnte que no le pierde la mirada. “Al fin tenemos una autoridad de poncho, conectado con el pueblo y no de aquellos que no salen ni a la esquina sin el vehículo”, dijo el cuencano.

Durante la última campaña electoral siempre se movilizó en la bicicleta. El saxofón fue otro de sus compañeros inseparables durante esos 45 días de procelitismo.

Ahora, en el Gobierno Provincial, su jornada de trabajo se extiende hasta las 20:00. Desde que asumió la administración mantiene a diario reuniones de trabajo con delegaciones de campesinos y autoridades de instituciones públicas por temas del agua y la producción, principalmente.

El prefecto de Azuay, Yaku Pérez, con una de sus hijas en su hogar. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO

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