Imagen del volcán Tungurahua captada desde la parroquia de Huambaló este 3 de marzo del 2016. Foto: EFE
En su nueva reactivación, el volcán Tungurahua muestra el fuego en su boca, totalmente abierta, luego de las fuertes explosiones que comenzaron el 26 de febrero del 2016.
La incandescencia es mucho más visible en la noche. Precisamente, el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional detectó la noche del 2 de marzo del 2016 el descenso de material incandescente por los flancos del coloso, situado entre las provincias andinas de Tungurahua y Chimborazo. Las buenas condiciones climáticas permitieron observar la manifestación superficial del volcán, que se reactivó en octubre de 1999, luego de casi 100 años de inactividad.
Este coloso, de 5 020 metros sobre el nivel del mar, se caracteriza por tener un tipo de actividad, llamada estromboliana, que se manifiesta con fases de tranquilidad y luego reactivaciones. Por ejemplo, el Tungurahua estuvo ‘dormido’ durante los tres últimos meses, luego de que se despertara en noviembre del 2015. En ese mes, expulsó una gran columna de ceniza, una de las más fuertes, comparada con las que se presentaron en el 2006.
Esas reactivaciones frecuentes se han tenido a lo largo de los casi 17 años del proceso eruptivo de esta elevación, que está rodeada por comunidades de campesinos, que viven en sus faldas.