Los técnicos Darío García y Francisco Vásconez revisaron la estación ubicada en el río Pita, que baja a Los Chillos. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO
La red tecnológica que monitorea la actividad del volcán Cotopaxi fue reforzada.
Los técnicos del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional instalaron nuevos sensores de infrasonido, geófonos y pluviómetros, que en total son 10 aparatos.
Los aparatos fueron colocados en las estaciones de monitoreo, que están ubicadas en las faldas, quebradas y en elevaciones cercanas al coloso, de 5 897 metros de altura.
Los equipos electrónicos, de moderna tecnología, fueron donados por el Servicio Geológico de Estados Unidos. Estos complementan la vigilancia técnica que se hace con cámaras, sensores, antenas y otros dispositivos, instalados en las 74 estaciones.
De esa manera se registran los sismos y sonidos que se producen en el volcán, los cuales indican una baja actividad: de 10 a 15 sismos por día.
Darío García y Francisco Vásconez, técnicos del Geofísico, realizaron el martes último un recorrido por una parte de las estaciones. Verificaron que la red funcionara sin contratiempos. Toda esa infraestructura está dentro del Parque Nacional Cotopaxi.
Los especialistas revisaron los equipos de algunas estaciones. Por estrechos senderos llegaron hasta la estación Mariscal Sucre, que está cerca del Centro de Interpretación de la reserva ecológica.
Ese día, una densa nube impidió ver la cumbre blanca del volcán. “Hoy no se abrirá el día”, comentó García, mientras revisó la instalación de un pluviómetro.
Este dispositivo, al igual que otros tres, se conecta a una tarjeta electrónica, diseñada por los técnicos del Geofísico. Esta recoge la información y envía hacia el centro de datos, a través de transmisión digital.
García explicó que los sensores de infrasonido permiten detectar con mayor precisión y exactitud las explosiones en el interior de la montaña, que para el oído humano no son audibles.
El geófono (sensor) detecta los sismos y el descenso de los lahares. Por esa razón están ubicados en los principales afluentes que nacen de los deshielos del volcán Cotopaxi.
Este aparato permite conocer la densidad de los lahares, su volumen y la altura, como los registrados en el sector Agualongo, en el ingreso al Parque. En ese sitio descendieron al menos 121 lahares secundarios de entre 1 000 y 67 000 m³, entre agosto del 2015 y mayo del 2019.
El último ocurrió el 3 de abril pasado y fue de 40 000 m³ de lodo y piedras. “Ahora, con la nueva tecnología, somos capaces de interpretar mejor este fenómeno. En pocos minutos podremos informar a las autoridades para que adopten medidas”, comentó García.
El volcán Cotopaxi es vigilado a través de los equipos que están en las 74 estaciones.
De esas, 16 trabajan en la detección de los lahares y están ubicadas en la zona alta, media y baja de las quebradas más importantes, como Barrancas, que se conecta con los ríos Cutuchi y Aláquez. Por esos afluentes bajaría el material volcánico (en una erupción), hacia las ciudades de Latacunga y Salcedo, en Cotopaxi.
La quebrada Jatabamba se conecta con el río Pita, que se dirige hacia el valle de Los Chillos, en Pichincha. Los lahares descenderían por Jatabamba, en dirección al afluente.
Ana Olaya, trabajadora de la cafetería Descanso, ubicada en el Centro de Interpretación, comentó que se siente más segura con esta vigilancia reforzada. El geólogo Francisco Vásconez realizó previamente los estudios para decidir los sitios de instalación de los nuevos equipos digitales. Se escogieron los lugares en función del tamaño de las quebradas y de las erupciones pasadas.