La vía Riobamba-Macas lleva riesgo al Sangay

La vía es de hormigón. 124 de los 162 kilómetros de la carretera Riobamba-Macas están terminados. Foto: Glenda Giacometti/EL COMERCIO

La vía es de hormigón. 124 de los 162 kilómetros de la carretera Riobamba-Macas están terminados. Foto: Glenda Giacometti/EL COMERCIO

El ecosistema del Parque Nacional Sangay está amenazado con la apertura de la vía Riobamba-Macas de 162 kilómetros. Los ambientalistas dicen que la contaminación, la caza y la pesca ilegales pueden poner en riesgo a la reserva si no se pone en marcha un adecuado plan de manejo.

Creen que el buen estado de la carretera atraerá más visitantes.

Esto es corroborado por Magaly Oviedo, directora del Ministerio del Ambiente en Chimborazo. Asegura que la carretera afecta a una parte del Parque Nacional.

Según la funcionaria, sí hay vigilancia de las actividades turísticas por parte de 15 guardaparques. Estos cuentan con el apoyo del Ejército y la Policía.

En la actualidad, estos inspeccionan la zona ubicada entre Atillo (Chimborazo) y la parroquia Nueve de Octubre (Morona).

Allí se controla el tráfico de madera y de vida silvestre. Asimismo, a los turistas que visitan el complejo de Atillo, situado en el ingreso a la reserva. Se prevé que en tres meses se construyan dos garitas para información y vigilancia.

Una de estas se ubicará en el sector de Atillo. Otra estará cerca de Macas. “Actualmente se están diseñando las cabañas que servirán de vivienda para los miembros del Ejército y de la Policía.

El control será similar al que se cumple en otras reservas, pero será más riguroso”, asegura Oviedo.

Tampoco se permitirá el ingreso de colonos en la zona ni la instalación de negocios. Solo podrán mantenerse los que están en las poblaciones cercanas.

El Ministerio también trabaja en las comunidades para que no quemen el páramo. Esta labor se cumple hace más de 10 años.

El complejo está conformado por 502 105 hectáreas que albergan a 400 especies de aves, 187 de mamíferos, ocho de peces, 11 de reptiles y 20 de anfibios.

Julio Ramos, ambateño de 45 años, recorrió la carretera. Denunció que los turistas botan en la vía botellas plásticas, fundas y otros desechos que contaminan esta zona protegida. “Se deberían colocar carteles con mensajes que soliciten la protección de este lugar”, opina.

Mario Cabrera, director de la Escuela de Ingeniería Ambiental de la Universidad Nacional de Chimborazo, explicó que en todo el trayecto de la vía hay lagunas que se deben conservar. “La Unesco, en 1992, puso a la reserva en la lista de bienes naturales en peligro por los problemas ambientales en la construcción de la vía”, cuenta Cabrera.

Este espacio fue declarado en 1983 como Patrimonio Natural de la Humanidad.

La aplicación de un urgente plan de manejo en la reserva también es apoyado por Jorge Bonilla, técnico ambiental.

“Los ecosistemas, es decir, la flora y la fauna, resultarán afectados si no se prevén los posibles impactos ambientales”.

Los ambientalistas temen que si no se aplican acciones preventivas este año, el turismo que arribe causará problemas a este parque natural que tiene una biodiversidad genética única. Incluso, podría afectar su reproducción.

Los controles

Magaly Oviedo, directora del Ministerio del Ambiente en Chimborazo, dijo que no se permitirá el ingreso de colonos en la zona. Tampoco negocios. Solo se mantendrán los que están en las poblaciones cercanas.

El Ministerio del Ambiente controlará con apoyo del Ejército y la Policía el acceso a la reserva. En las garitas, se efectuarán requisas de armas usadas en la caza, redes y atarrayas. Estos materiales están prohibidos.

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