El sistema del tranvía de Cuenca registra un incremento progresivo de usuarios. Foto: Lineida Castillo / EL COMERCIO
La situación económica de la operación del tranvía de Cuenca no es alentadora. Para superar la crisis se debe aumentar el flujo de pasajeros, lograr la integración total con el transporte público y controlar la evasión del pasaje.
Para este año, la Unidad Ejecutora del Proyecto Tranvía estima ingresos por USD 3,2 millones, por la tarifa y la publicidad. Pero necesita USD 8,7 millones para la operación y mantenimiento. El Municipio cuencano asumirá el déficit de USD 5,5 millones.
Inicialmente, el proyecto se diseñó con una tarifa técnica en USD 0,81, pero finalmente el Concejo Cantonal aprobó tres valores: USD 0,30 por el pasaje multiviajes, USD 0,35 por la tarifa normal y USD 1 para usuarios ocasionales.
En todos los casos aplica el medio pasaje para los niños, estudiantes, tercera edad y personas con capacidades especiales. A la tarifa se suma la falta de pasajeros, debido a la pandemia. El flujo de pasajeros proyectado, que era de 64 000 por día, no se cumple.
A finales de septiembre pasado, el tranvía empezó la operación pagada con 6 400 pasajes diarios y cerró diciembre con 22 000. Para la directora de la Unidad Ejecutora, Carolina Ormaza, el año pasado no fue un referente para el movimiento de pasajeros por la pandemia del covid-19.
Sin embargo, dice que hay un aumento progresivo de pasajeros, “aunque seguimos con clases virtuales y teletrabajo”. En enero pasado se superaron los 23 000 pasajes diarios y aspiran a culminar en diciembre con 39 000.
Diego Morales, concejal y presidente de la Comisión de Movilidad, coincide en que existe un aumento de pasajeros. “Esperemos que se siga manteniendo el alza progresiva para bajar el subsidio y conseguir la autonomía económica del Sistema”.
De acuerdo con información de la Unidad Ejecutora, si las proyecciones se cumplen, dentro de cuatro años el tranvía de Cuenca será autosustentable y rentable.
Pero Morales sostiene que también es importante alcanzar la integración del servicio urbano con los buses y controlar la evasión del pasaje.
En los tres últimos meses del año pasado, la Unidad Ejecutora emitió 157 boletas a usuarios por no validar el pasaje. Para Ormaza, es una cantidad baja. La multa es de USD 120. Para ello, un controlador ingresa a la unidad y solicita la tarjeta a un pasajero -de forma aleatoria- para verificar si canceló o no el pasaje.
“La tarifa es económica, viajamos en unidades modernas, el servicio es muy bueno y por eso todos debemos pagar para que sea rentable”, opina la cuencana Lorena Pilco, quien utiliza a diario el tranvía.
En casi todas las paradas, el personal del proyecto realiza campañas de información y de concienciación sobre el pago correcto del pasaje y las diferentes formas de hacerlo. “El objetivo es que menos personas sean sancionadas por evasión”, sostiene Ormaza.
En la articulación del transporte urbano, cuando se diseñó el proyecto en el 2012, se dijo que el tranvía sería la columna vertebral de un sistema moderno. Pero han pasado más de nueve años y todavía no se concreta.
En la actualidad y como primera fase, solo la línea o ruta 100 de los buses se ha integrado al tranvía. Esas unidades tenían el recorrido desde la parroquia Ricaurte (norte) hasta Baños (sur), cruzando por el Centro Histórico.
No obstante, desde hace una semana hay desacuerdos. La Cámara de Transporte de Cuenca exige al Municipio que devuelva la ruta 100, porque no es rentable servir como alimentadores.
A este pedido se han unido moradores de Ricaurte y Baños, quienes realizaron plantones. Morales dice que están buscando como salida un recorrido de esa línea por barrios poblados adyacentes.
Él aclara que no se devolverá la ruta, porque el tranvía estuvo diseñado para ser el eje central del transporte y significaría que dos sistemas operen en un mismo recorrido “y no sería rentable”.
Además, está pendiente la integración tecnológica, que implica la unificación de las tarjetas de pago del pasaje. En este tema hay procesos jurídicos, económicos, tecnológicos y operativos que deben ser consensuados.